No me siento parte de ningún grupo en especial, seguramente habrá una manera muy fácil de colocarme en un conjunto consolidado. Los psicólogos que tocan guitarra, los hombres maduros que no se casan, lunarejos pendejos hasta viejos. Hay mucha facilidad en colocarme una categoría y así poder ser parte de alguna mayoría. Es distinto desde adentro porque no siento que mi imaginario personal pueda repetirse en alguno de estos grupos. Debe haber complejidades realmente fascinantes que se dan en las mentes de otros seres humanos mucho más valiosos y elevados pero no las comparto ni creo que compartan las mías.
Aqui en mi casa, en mi ciudad, en el mes de diciembre que me hace reflexionar sobre el año que termina y que he vivido en su mayoría solo sin ninguna compañía femenina. Me siento completamente distante incluso de esos grupos relacionados en los que pasaría desadvertido; si soy psicólogo, si toco la guitarra, si me mantengo soltero a pesar de ya cruzar los cuarenta, si vivo en una casa familiar donde ya no soporto mucho a la gente ni me soportan a mí, si vivo tranquilamente porque he reducido las responsabilidades, si escribo como la mayoría de personas medianamente cultas pero todas esas variables no dejan de ser solo variaciones de mi ser en diferentes etapas.
Es evento disruptivo a diferencia de otros años no ha sido nada catasrofico ni una perdioda considerable sino todo un periodo de soledad en el que se pudo llegar a ciertas concxlusiones interesantes que no se podian cambiar a la fuerza. No se podia obligar a nadie a que te quiera a que te busque a que necesite de ti. No se puede obligar a nadie a tener curiosidad por ti y querer saciarla. Solo se puede esperar el momento y aprovecharlo porque es irrepetible. Cada vez que tengo la oportunidad de bo aprovechar y no cometer los mismos errores. Parece algo sumamente sencillo pero existen patrones de copnducta que no son advertidos hasta que un profesional las señala.