Sin encontrar una salida me adentro más en el laberinto
y no es por cosas que yo desmerezcani tampoco es el aniego de mis sueños.
Las paredes han sido estructuradas en formas imposibles
y la palidez me sumerge cada vez más
en esta complejidad llena de cemento, cobre y madera.
Tapan las estrellas con las que uno se guía
dejando como única luz a la luna llena
y la constelación de mi tristeza
en la que discierno tu rostro y tu pelo
hincándome los ojos y la conciencia.
¿Por dónde he de ir?
¿Qué camino me traerá luz y no frío?
Los insectos que recorren este coloso
se desplazan libremente sin búsquedas
mientras que yo ya he iniciado el exilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario