Terminar mi existencia y así acabar con el tedio intenso que hace del día a día un tormento.
No. Aun no.
No. Aun no.
A veces se me olvida como sonreír y tengo que ayudarme observando a los niños en el parque jugar o caminar cerca de los colegios a la hora de la salida y ver la algarabía y la inocencia. Cuando estoy en casa también tengo la triste sensación de ser un incomprendido. Veo a los seres queridos desfilar en casa mostrando sus defectos y sus taras como ropa nueva, con orgullo. Me molesta sentir que alguien no se siente culpable cuando comete un error pero en esos momentos reflexiono y me pregunto si esta bien que sea yo precisamente el que les corrija. Quizás he de verme como una mujer menopaúsica que quiere mostrar el amor que siente por los demás mediante criticas puntiagudas. Me debo ver como alguien amargado que no sabe que hacer para calmar su ira.
¿Haz probado comer mucho?
Si, pero ahora además de la sensación de vació y de invalidez emocional siento una inconformidad con mi aspecto. Siempre he sido un ser consciente de mi fealdad por lo tanto me preocupaba compensar eso con un cuerpo atractivo y atlético. Pero eso lo solía pensar cuando me encontraba en el despertar sexual y todo el universo giraba en torno a ligarse a alguien.
¿Cualquiera?
No, nunca fue cualquiera, siempre tuve una elección guiada por mi gusto. No te voy a mentir diciéndote que todas las chicas con las que he podido tener sexo, que no son más de cinco, han sido las que yo he elegido y he logrado. Algunas han sido un regalo del señor y yo no dude en complacer el mandato satisfaciéndolas y desflorándolas pero eso si, el señor es testigo que no he aceptado todos sus regalos. No por no poder hacerlo ni por desagradecido, es solo que yo prefiero realizar esa actividad con la expectativa de ver un cuerpo desnudo que me gustaría recordar. Si no es así prefiero no desnudarlo.
¿Y las drogas? ¿No has probado alejarte de todo esto y entrar en los espirales alucinógenos de su mundo? ¿Recuerdas cuando fumamos en la fiesta de Otto?
Si lo recuerdo. Había muchas chicas que se molestaron por el olor que dejamos en el baño. Me gusta mucho la palabra en ingles cloudiness para este caso. No creo que los problemas desaparezcan sino que al igual que el litoral limeño es cubierto con una espesa neblina, las cosas que a uno le atormentan son tapadas con las dosis necesarias para ocultarlas pero al regresar del viaje uno siente más nítido el tormento que antes además se suma la necesidad de consumir y de regresar siempre a esa sensación fetal de conexión con el universo, con el útero de la naturaleza. No te voy a negar lo agradable de estar así (intoxicado). Es mucho más llevadero el tiempo ya que transcurre caminando de puntitas y muchos detalles de la vida cotidiana que hasta antes de conocer esa experiencia habían pasado desadvertidos se revelan. Supongo que para la gente que nunca ha consumido drogas ilegales se mantendrán camuflados estos detalles por siempre.
Bueno, pero entonces dime que es lo que te hace sentir así. ¿Es la abstinencia?
No, eso es algo con lo que ya he convivido en muchas ocasiones, y no tiene nada que ver con la droga o las ganas de consumir. Antes me sentía culpable y quería erradicar de mi mente la sensación placentera que me causaba el recuerdo de alguna intoxicación, cual perro de Pavlov ante el sonido de la campana. Pero ahora que llevo una vida tranquila y ejemplar para algunos, los cuales no tienen ni la menor idea de lo que siento y solo se basan en su estereotipo de doctor del seguro que tienen, no censuro tanto ciertos apetitos y trato de satisfacerlos cada vez que es posible, claro si la circunstancia me lo permite. Si es alcohol, un vaso nada más, si es hierba o hachís, solo si estoy solo en casa o lejos, muy lejos de ella. Un cigarrillo, pues salgo a dar una caminata si estoy en un momento libre sino a chupar caramelos. Ya no ando en búsqueda de droga ni tampoco consumo cada vez que tengo la oportunidad sino que priorizo mi trabajo y mi familia.
No es desamor pues tengo una maravillosa mujer que me ama y me hace sentir afortunado, tampoco sufro alguna enfermada mortal o que me imposibilite de gozar de las formas mundanas de confort y el dinero no me falta pues con unos trabajitos aquí, algunas clases en la facultad de medicina de esas universidades privadas nuevas que me contratan, por mi formación y especialidad, más la renta de unos terrenos que me dejo papá en el norte me basta y sobra.
¿Me prestas diez soles?
Descuida... ¿Pero entonces qué será lo que me tiene así? Yo creo que tanto he llegado a mecanizarme que he perdido total crítica filosófica de la vida y del hombre. En mi trabajo no tengo mucho tiempo para pensar en otra cosa que en las posibles razones del malestar de mis pacientes. En los salones de clase repito una y otra vez, año tras año los mismos textos y funciones de órganos y áreas específicas del cuerpo. Traté de enriquecer mis clases asociando todo lo asociable a cada capitulo que me tocaba dictar pero a mis superiores les gusta que me rija exclusivamente del syllabus. Tanto tiempo curando hombres y no puedo hallar la verdadera razón de mis malestares propios.
Tú no tienes una enfermedad en el cuerpo. La tienes en el alma.
Sabes B, es lo mejor que me has dicho en todo el tiempo que nos conocemos. Yo creo que debería alejarme un poco de todo y descubrir lo que en verdad ando buscando. Adoro mi trabajo pues me parece una forma activa de ayudar a la gente, aunque hace mucho que olvide mi juramento Hipocrático y solo lo hago si es que hay una recompensa monetaria. En las aulas de las universidades enseño lo que me piden que enseñe y entretengo una masa de jóvenes que suplican al cielo que termine mi hora para largarse a hacer cosas de jóvenes.
Recuerdo cuando yo lo era, tan extasiado con los amaneceres, con la vida. Me sentía un neonato cuando ingrese a la facultad. Tantos estímulos en el ambiente, muchachas bellas luciendo jeans apretados, olor a marihuana en los parques y las noches que no dejaban de sorprenderme con sus fiestas y seres raros que llegaban de otras facultades o que eran amigos de los amigos. Nunca sabía donde o cuando pero un día de la semana Dios lograba sorprenderme con el mundo que hizo para nosotros. Ya sea con personas interesantes y diferentes o situaciones en las que podía ver su accionar nítidamente. The god’s hand. ¿Cómo podía no darme cuenta que su bondad era tan grande que me regalaba los amaneceres más bonitos de mi vida?
¿Qué paso?
No lo sé. Dios es el mismo desde el inicio de los tiempos así que no puede ser el quien este volviéndose aburrido y melancólico. He salido de su gracia y estoy ahora más lejos de él. ¿Pero de qué manera? ¿Cómo he podido salirme tanto del camino si lo que he hecho es lo que se supone correcto? He formado un familia basada en amor y confianza, he desposado a la única mujer que he amado en mi vida y es ella con quien elegí engendrar y criar a una pequeña flor. A mi pequeña porción de paraíso, a mi hermosa niña que me dio la sonrisa más dulce que un hombre puede recibir y la más sublime de las melodías cuando me llamo papá, me hizo el ser más afortunado del mundo cuando aprendió a caminar y corrió hacia mis brazos para abrazarme. O mí muy querido tesoro porque la vida es tan injusta y te hace crecer para que puedas enjuagarte en la miseria reinante en el mundo. Mi muy querida pequeña no quisiera que sufras como yo sufro ahora nunca, nunca mi amor. La sensibilidad es un don en nuestra estirpe y quisiera arrancarla de raíz de nuestro ADN para que no tengas que darte cuenta de lo vacía de la existencia, de la inútil lucha que libramos con la vida y el sistema en el que nos encontramos. Los hombres no son nadie sino tienen dinero para sustentarlo. Dinero, títulos, propiedades o sangre azul. Ya nadie quiere saber tu nombre si es que no viene acompañado de una función productiva.
El otro, que son todos los demás menos yo, es un mounstro hambriento y glotón que quiere todo mi esfuerzo y mi energía para transformarla en bienes tangibles...¿Qué harán con mi linda flor, tan libre y honesta?¿La volverán un engranaje de la maquina humeante? Ni siquiera el arte tiene valor ahora que esta al mando de seres engreídos y embusteros, ahora las grandes obras solo anteceden a la extrema explotación de los artistas. Ellos ya no son dueños de sus obras cuando las comercializan, se vuelven esclavos de un fin perverso ¿Cómo pueden usar el dinero designado a la cultura para enriquecerse, para privar a los jóvenes que creyeron que siguiendo su vocación podrían hacer de este mundo algo mejor?
¿Cómo el tío de Bellas Artes? Ese que puso a varios trabajadores para justificar dinero y que no arreglo la vieja escuela después del terremoto de agosto.
Exacto. Como ese conchasumadre.