lunes, 21 de julio de 2014

Cartas del Monte Fuji

Querida Liu

Gracias por mis hijos y por la vida que me has dado a tu lado, por la pobreza de algunos tiempos o por la riqueza de los almuerzos, por tener que ponerme flaco para que mis bebes sean gordos, por esperarme despierta y por calentarme la cena, gracias por las peleas y rabietas, por cada vez que hemos terminado y hemos vuelto de la mano. Somos la única porción del mundo que nunca dudó en dar amor siempre que hubo problemas. He tomado esta decisión porque no soporto tu pérdida ni la soledad en la que estoy inmerso. 
Maldigo el momento en que nuestra fe hizo para un Dios ingrato un templo incorruptible porque así es como me ha pagado tantos rezos y tanta devoción, quitándome lo que más quería en el mundo. Es por eso que maldigo mi propia alma quitándome la vida y condenándome en la eternidad. Que mi amor hacia ti sea mi única brújula en el tormento del tiempo infinito y que la lucha continua de nuestros hijos no desaparezca con nuestra ausencia. Siempre te amaré incluso en la oscuridad. Fuiste mi vida y ahora serás mi no vida. 

Tsubasa