lunes, 29 de diciembre de 2014

El Unicorio Rosa



Lo que era mío,
Lo que obtenía de la savia divina 
del indómito placer de lo prohibido 
de tenerte de las ancas,
Con vitalidad y emoción,
Como una catarata amazónica dentro de un desierto,
Una gota de vida en esta tierra árida del camino al averno.
Soy ahora el rastro que dejaste y dos zapatos viejos,
Hechos tinteros de una novela corta.
Un placebo tenebroso y longevo 
de tener las cosas solo para sostenerlas.
Resplandece la luna cuando cae el telón de la noche.
Dentro del local 
un cóndor enemistado con el sol
un "solo yo, no tengo acompañante".
Pero estas en tu circulo de fuego social,
Buscando la vida que no te di.
La chispa de un unicornio rosa
Soñando heno en la arena.
cae en la profundidad de un culto perdido,
derramando miel en mis votos,
Destruyendo lo que yo creía cierto.

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Canción de Cuna



¿Cómo no dejarme con tantos miedos y vacios?
¿Cómo ver la luz entre tantas grietas?
¿Cómo soportar mi informal azul y la vida repentina de sacrificios?
¿Cómo mantener la canción de cuna con el vientre vacio de almas?
Si soy tan oscuro como un invierno de avestruces ciegas
¿Cómo sostener la mano de mi pasión si no renuevo mí lecho?
¿Cómo no dejarme?
Con la tela llena de suerte incompleta
¿Cómo beber el agua del que te quiere dar hambre 
para unos pasos largos y tormentosos?
Todo el tiempo invertido en una sorpresa siria.
¿Cómo no saber que te amaba a estas alturas de la vida?
¿Cómo poder pensar que es tarde para buscarte?
¿Cómo soportarlo?
¿Cómo actuar sin preocupación?
Si la ciénaga caliente de tus piernas cerró un mausoleo
¿Cómo vivir entre estas personas como acordeón?
¿Cómo darles lo que piden si ya no soporto mi misión?

viernes, 5 de diciembre de 2014

Piedras de Río


Partiste y quede errante en una pregunta sin contestar,
en el inconsciente de lo incierto, lo no seguro,
y quedé solo.
Desprovisto de lo que me guiaba hacia la vida,
remplazado por el plasma en una revancha del oro.
Caí en lo mas bajo nuevamente.
Volví a comer savia de los arboles y volví a beber lagrimas de uvas
sin considerar nada importante.
Recién despierto de aquel letargo,
recién puedo comer sin rechazo y ver desvanecerse el heno.
La suavidad de tu siesta y el olor a cada mañana contigo se van con el agua.
Después que todo se haya ido podre comenzar a echar piedras de rió.