Siempre prefiero lo sano pero en mi mente no hay límite ni moral. No tengo porque ser considerado ni respetuoso de mis compromisos, ni con la iglesia ni con mi esposa ni con mis hijos ni con mis padres ni con mi pueblo. A ninguno le debe interesar lo que fantaseo, ni siquiera Dios debe inmiscuirse lo que en el fondo mi mente lubrica. Ante sus ojos siempre he sido un buen hombre de respetables acciones, de envidiable reputación y admirables costumbres con su familia. Pero porque no puedo sacar de mi mente estas ansias que tengo por aquella mestiza. Maldita la hora en que fui al baño, en que pude ver por la puerta de la despensa mal cerrada como se acariciaba, como se había levantado la falda para hacer más cómoda su autocracia. Como al verse sorprendida por mi mirada no tuvo pudor sino más bien insolencia y provocación. El buscar contacto visual y hacerme dueño de sus jadeos, frotándose y humedeciéndose como fruta abierta que muestra el campesino cuando se enorgullece de su cosecha. Volteándose luego sin dejar de darme complicidad y al contrario volviendo luego de un corto instante a mirarme con sus oscuros ojos, brindadome sus posaderas generosas y brillantes, propias del color de su piel parecida al cobre o la arcilla, meneándose y adoptando posiciones felinas y gateos semejantes al de los niños de tierna edad pero que encima de aquella mesa, se veía como la marcha más impura de los infiernos. Tuvo la desfachatez de jugar con su boca, de sacar su lengua y entrar en el fondo de mi espíritu impacientándolo con su libídine ¿Era pasión o excitación lo que sentía? Pura concupiscencia. Dios mío, perdóname... Y mis hijos esperaban en una mesa junto a mi esposa, conversando con unos amigos adinerados y distinguidos, pensándome con algún malestar gastrointestinal debido a mí demora, debido a los largos minutos que me robaba aquel espectáculo endemoniado. Sus senos, vehículo materno para una de las funciones más divinas de las mujeres con sus crios, fueron entonces las voluptuosas formas que faltaban para encallar lo desdichado de mi impuro deseo. Sus coronas delicadas y la firmeza propia de la juventud en sus senos fueron recorridos junto a sus manos que me guiaban en el pecado como un nativo en la montaña. El recorrido terminaba en una selva posterior al abismo de un ombligo tosco y hecho por la rudeza de las mujeres viejas que atienden a las parturientas en el campo. Poco a poco el líquido de la vida broto de mí y humedeció mis interiores dándome así la oportunidad de recordar que estaba en mi cuerpo. Despertando de aquel sueño lascivo y huyendo como un niño cuando hace una diablura, tomando como ultima visión la sonrisa y las piernas abiertas de aquella mujer malvada. De aquel súcubo en cuerpo de chola, de aquella…de aquella ilusión mía que personifica desde entonces la cuna de todos mis deseos y todas mis llamas carnales. Tomate otra copa que van a ser abuelos. ¿Cómo?... Los Wilson van a tener un nieto. ¡Charito esta embarazada!
Seguimos en taxi hasta el hotel y trate de buscar un buen pisco para calmarme ya que aun me sentía excitado. Mi mujer noto mi inquietud después que nos despedimos de las amistades en la plaza. Debió ser una excusa ridícula que me haya manchado en el baño con pasta de dientes mientras me lavaba y que eso fue lo que me entretuvo tantos minutos. Ya tú sabes como me preocupo de la higiene. Si hasta hilo dental tuve que usar. Y ahora que tendría que enfrentar frente a mi señora ¿Cómo podía mirarla sin sentir un poco de vergüenza por haberme venido fuera de ella? Debo hacerle el amor y así librarme yo de aquella fijación, de paso imaginar que poseo a una mientras tengo a la otra. Mientras la una se vuelve otra y mientras yo las puedo poseer a ambas. Dios mío… no puede ser lo que me esta pasando. Pisco, lágrima de la uva, viértete en lo más seco de mi conciencia y remoja la piedad y la vergüenza, por favor ayuda a que se alejen esta hornada de pájaros infernales que no dejan descansar el área que activa mi entrepierna.
¡Ayer llegaste borracho y te desplomaste en el sillón! ¿Ese es el ejemplo que le quieres dar a tus hijos? ¿Esa es la manera en la que quieres que te recuerden en este lugar? Solo sé que debo ir a refugiarme al baño y atrincherarme para que pronto acaben los reclamos. La ducha abierta llenando la tina mientras me lavo la boca y me afeito. Que sed tengo. Debo almorzar con el gerente del área gráfica y con el jefe de personal de aquí. Después de sacar los pasajes de la comoda regrese al baño. El agua que me recorre esta inmensamente placentera, es como caricias de manos calientes, manos afiladas y sin cremas ni delicadeza, tocándome con la más absoluta libertad entreteniéndose con buscar alguna falla en la textura de mi piel. Por simple que parezca el agua, en ese momento me hizo sentir una gama de sensaciones tan estremecedoras que no pude sino dejarla caer en mi espalda. Dios mío no podía librarme de su recuerdo, no podía salir de mi cabeza si es que no la poseía, la tenía que poseer, tendría que regresar. Pero, ¿Cómo lo haría? ¿Cómo podría observarla a los ojos sin sentir el castigo enorme de mi infidelidad? ¿Cómo podría regresar a mi cama junto a mi esposa para seguir criando a nuestros hijos? El sufrimiento es el sendero de lo correcto pero en mi mente nadie me privaría de las bondades de su carne, nadie me impediría morderle los pezones y dejar que me acaricie con sus labios en mis regiones más sensibles. ¿No podrías por favor caminar bien erguida por la habitación? ¿Si pudieras por favor inclinarte en este mueble? ¿Dime que es lo que vas a hacerme? Dime que eres mía y en este momento soy lo mejor que has sentido. Déjame tocar tus muslos y subir por debajo de tus faldas, déjame hacerlo y sentir como desciende por tus piernas las bragas y estas completamente sometida a mi voluntad. Al fin tener cerca de mi esa humedad, poder ver tu gesto como cambia ante el inminente ingreso de mi hombría, escucharte como gimes por mi causa. Deshacer mi soma en una fluencia orgásmica pero esta vez dentro de ti, esta vez con todas mis fuerzas, dándote sin piedad cada gota de todas las reservas de mis maritales inviernos. Finalizar en ti y en ti dormirme con abandono completo sobre tus senos mestizos. Contigo no hay reuniones ni están los Wilson ni tengo que recordar quien es Charito; solo hay paz y desnudez, solo hay senos y nalgas suaves, solo están tus ojos negros y tu pelo suelto que ya empieza a sentirse familiar cuando pones tu rostro en mi pecho.
¿Eso que esta allí es Lima? Si hijo ya estamos en casa. Tu hermano se quedo dormido igual que tu mama... Hijos míos, que no pudieron traer mayor dicha a mí existir viniendo sanos y salvos de las faldas del creador. Dios me bendijo con tener esta familia maravillosa y me llena de orgullo con cada paso que dan en la vida entendiendo de a pocos las cosas de los grandes. Pero como explicarles que les cambiaría a ellos y a su madre por compartir el lecho con una chola, decirles que en ese momento no me interesaba verles crecer ni educarlos sino las caderas, la cintura y el escote, confesarles en muchos años cuando ya sean hombres hechos que deje de quererles y de cuidarles para mudarme a una cama grande donde comía, dormía y quería, utilizando únicamente una toalla para bañarme con ella y unas sandalias para levantarme en las noches, viviendo placidamente solamente para ella, solo por ella y únicamente dentro de ella…
¡Yo nunca haría algo así pues huevón!, solo te estoy contando lo que imagino...Entonces ¿nunca volviste a ese hotel para buscarla? No, no volví. A la mañana siguiente después de las reuniones que tuve salí con los chicos de compras y en la tarde tomamos el avión para venirnos de allá. Es solo que no he podido contarle nada de esto a nadie. No he podido tampoco sacarme de la cabeza esos momentos en que perdí mi cordura y quise cambiar todo lo que ahora poseo por un instante con esa mujer. Más que un instante, por muchos instantes y en diferentes formas. Pero todos de la misma índole y sin pudor alguno, sumergiéndome en lo más perverso de la creatividad erótica, obsequiándole diferentes vestidos en los que ella se vería mucho más libertina y fantasiosa, dándole la autoridad de una profesora fingiendo tomarme una evaluación, la inocencia de una escolar queriendo ser castigada, la intensidad de una policía que esta deseosa de hacer cumplir la ley, el vigor de una jugadora de tenis desafiante y elegante, la coquetería de una relajada veraneante con atrevida ropa de baño. Darle un uniforme de ballet sin exigir de ella ningún paso o estiramiento propio de este arte sino solamente su personificación, su complicidad en el juego que se enmaraña en mi mente. Hacer que las delicias se extiendan mucho más y que en su cuerpo se posen cada una de las personalidades que han podido estar encarnadas en el género femenino. Reunir en ella a todas las mujeres que en algún momento han podido detener mi rutina para ser contempladas, poder poseer a todas poseyendo solo a una, poseyendo a la que en este momento es la que se ha vuelto patrona absoluta de mi imaginación. Nadie podrá entrar jamás en mi cabeza y decirme que debo imaginar y que debo desear. No seré señalado mientras siga manteniendo una vida integra al lado de mi familia y al mando de mi empresa… ¿Por qué tan solo mi amor? Ven a la cama que ya es tardísimo.
¡Yo nunca haría algo así pues huevón!, solo te estoy contando lo que imagino...Entonces ¿nunca volviste a ese hotel para buscarla? No, no volví. A la mañana siguiente después de las reuniones que tuve salí con los chicos de compras y en la tarde tomamos el avión para venirnos de allá. Es solo que no he podido contarle nada de esto a nadie. No he podido tampoco sacarme de la cabeza esos momentos en que perdí mi cordura y quise cambiar todo lo que ahora poseo por un instante con esa mujer. Más que un instante, por muchos instantes y en diferentes formas. Pero todos de la misma índole y sin pudor alguno, sumergiéndome en lo más perverso de la creatividad erótica, obsequiándole diferentes vestidos en los que ella se vería mucho más libertina y fantasiosa, dándole la autoridad de una profesora fingiendo tomarme una evaluación, la inocencia de una escolar queriendo ser castigada, la intensidad de una policía que esta deseosa de hacer cumplir la ley, el vigor de una jugadora de tenis desafiante y elegante, la coquetería de una relajada veraneante con atrevida ropa de baño. Darle un uniforme de ballet sin exigir de ella ningún paso o estiramiento propio de este arte sino solamente su personificación, su complicidad en el juego que se enmaraña en mi mente. Hacer que las delicias se extiendan mucho más y que en su cuerpo se posen cada una de las personalidades que han podido estar encarnadas en el género femenino. Reunir en ella a todas las mujeres que en algún momento han podido detener mi rutina para ser contempladas, poder poseer a todas poseyendo solo a una, poseyendo a la que en este momento es la que se ha vuelto patrona absoluta de mi imaginación. Nadie podrá entrar jamás en mi cabeza y decirme que debo imaginar y que debo desear. No seré señalado mientras siga manteniendo una vida integra al lado de mi familia y al mando de mi empresa… ¿Por qué tan solo mi amor? Ven a la cama que ya es tardísimo.