Faltan pocos minutos para que se termine mi jornada y hoy se vence mi contrato. Seguramente tendré una buena noticia de mi jefe; un pequeño ascenso y un poco más de dinero para continuar con mi educación. Me lo merezco por el esfuerzo realizado en el mes, mis ventas asi lo reflejan, no he sido el que vendió más por el maldito Sr.Jorge que no deja de tener suerte con los referidos. La base cada día esta más mala y las estretegias que utilizamos son diversas para llegar a cumplir la meta. Desde preguntarle al cliente por familiares hasta preguntar a familiares por clientes.
Cada día me levanto temprano y dejo arreglada mi ropa en una esquina de mi cama mientras tomo una ducha con agua fría, no tengo terma. El agua es lo que disuelve mi sueño y mi esperanza de volver a tenerla aqui junto, esperando su turno para ducharse. Desayuno de campeones en una esquina transitada con dos soles y cincuenta céntimos. Crucé de miradas con chicas de todas las demás áreas, bonitos caminares y coqueta ropa que trata de no ser muy inproduente en el ámbito laboral. Un café en la maquina para marcar la diferencia y para mirar que encuentro por el otro pasadizo; algún culo o alguna flor urbana.
El comienzo de mi día es una soleada pero externa mañana vista desde una ventana en una mesa con una computadora, un teléfono y un bullicio de gente hablando en diferentes tonos a la vez. Un ganado telefónico al cual yo pertenezco y soy muy codiciado por mi eficacía. Antes de todo; una mirada a los costado y el deseo de encontrar gente conocida para poder intercambiar sonrisas y preguntas cortas, un deseo de conversar aunque suene exagerado en esas circunstancias. Tengo un promedio de 50 llamadas por día y pueden ser desde el minuto y medio que dura mi speech hasta veinticinco minutos cerrando una venta premiun. No tengo límites en convencer ni en ser encantador cuando esto significa más dinero para mí, el alquiler, la comida, la lavandería y los pasajes se comén el 70 por ciento si es un mal més; 50 por ciento si es un buen mes, y todo eso con charlas innecesarias con gente que no conozco ni me interesa en profundidad. El cerco inpalpable de lo que tenemos que hacer y lo que tenemos que dejar de hacer durante el trabajo.
No soñar ni perder el tiempo en intentar buscar la felicidad inmediata, una visión de ahorro para poder descansar en paz en el futuro, dejar pasar las estrellas y las noches como si cuando uno fuese viejo le vaya a importar disfrutarlo. En todo lo que pienso en esos segundos hasta que entra una llamada: Bienvenido estimado cliente, dame tu dinero y llevate mi sonrisa.
Las horas pasán, la gente viene y va, los espacios se quedan vacios para después de un rato volverse a llenar con nuevos trabajadores. Una hora más y es tiempo de almorzar, un par de ventas más, un poco menos de tiempo para que sea fin de semana, para que pueda llegar al almuerzo y estar de nuevo juntos.
De cada espacio cerrado siempre nace una curiosidad por ver lo de afuera, por irme con ella y poder tocarla de nuevo, por estar cerca nuevamente de su cintura y no tener que conformarme con eyacular en un condon dentro de una cualquiera sin nombre los fines de semana.
Las cosas ya van mucho mejor pués es hora de almorzar, un poco de paz. Una pequeña estancia en este cuarto pequeño diseñado para cagar pronto se convertirá en un viaje del tiempo personal y volveré a estar cerca de ella, cerca de ti. Volveremos a estar juntos cuando empuje el embolo, cuando abraze las aletas de sujeción como lo hacías tu en mis brazos, en mi torrente se acumulan poco a poco los colores y dejamos en ese instante a los demás. Defecando a mi lado algunos de los usuarios, cada uno pensando en lo de si mismo. Me confundo con su tramite digestivo mientras vivo lejos de ellos llevado por esa catarata de alegría, ese incomprable refugio dentro de un corto instante se acabara y debo aprovechar lo que queda del almuerzo para comer. La mitad de un cigarrillo mientras el microondas hace lo suyo.
Uso gotas y lentes oscuros durante el refrigerio y trato de no hablar con nadie que no conozca bien. No me gustan los silencios incomodos ni el tener que ser cortez con alguien cuando me esta bajando el viaje, menos mal que esta vez no hay nadie. Menos mal que esta vez traje los lentes y nadie vio mis ojos, nadie logro ver la grieta que se abre en mi voluntad de ser inquebrantable y de no mostrar piedad con el tiempo.
De a pocos voy sintiendo la sensibilidad en mi lengua nuevamente pero ya casi acabo igual mi taper de comida. Recién distingo el pollo sancochado que compre para tambien poder preparar caldo; almuerzo y cena de una misma presa, de una sola hervida saco tu alma y ablando tu cuerpo para dejar solo la osamenta roida por mi rutina comercial que me hace sobrevivir cada invierno.
La otra mitad del cigarrillo y el saber que me quedan apenas unos minutos para lavarme los dientes y tomar mucha agua, mirar muy lejos en el cielo y tratar de encontrar esa última particula de caballo que queda en mi cerebro para mantenerla un poco más y aprovechar al máximo la dosis. No se puede desperdiciar nada. ni la droga.
Caramelos y una mirada fija en la silla donde me ubicaría, nadie me ve y yo a nadie veo. Solo tengo que llegar a la silla y apoyarme en la mesa mientras empiezo la atención como si nada. Nadie se extraña y nadie sospecha nada, es el lujo que uno se puede dar cuando se reserva el derecho de tener muchos amigos.
Comienza de nuevo las voces, las conversaciones sumisas y llenas de hipocresía, el convencer a gente que confia en mí argumento, saber que vendo lo que el cliente quiere escuchar y me amparo en un monton de artilugios legales y comerciales.
Las ventas siguen goteando metal liquido en mis arcas mientras yo veo como el tiempo se vuelve inservible en esta esclavitud solapada de trabajo y compromiso empresarial. Deseo morir de repente y no tener el tiempo para pudrirme y agusanearme, volverme un armazón de arcilla y con un suave soplido caer en polvo blanco sobre los pisos sucios de aquella posición. Una barrida y luego una persona más tomará mi lugar. El negocio no puede parar, la vida si.
Las horas pasan lentamente y el cliente no quiere quebrar su voluntad, los beneficios del plan no lo convencen, la forma como lo digo le hace dudar, es solo un instante más para que pueda se corrompido. El sonido de un timbre, un corte de llamada. Puta su madre. Casi te tenía viejo de mierda.
Faltan pocos minutos para que se termine mi jornada y hoy se vence mi contrato, seguramente tendré una buena noticia de mi jefe, un pequeño ascenso y un poco más de dinero para continuar con mi educación.
Enrique... ¿Puedo hablar contigo?... Lamentablemen gerencia ha tomado la decisión de no renovarte el contrato por cuestión de reducción de personal. Reconosco tu labor y la importante contribución que has tenido en la empresa y te agradesco mucho por tu apoyo pero la decisión ya esta tomada.
Fui muy hipócrita al no mostrar mi indignación, me senti furioso, asustado y sorprendido a la vez. Sali caminando como si nada. Estuve en casa al poco rato y me inyecte todo el caballo que quedaba para el resto de la semana hace unos segundos. Me iré contigo para siempre.