Lamento lo de tu padre
y que ya no hablemos,
que nos hayamos separado
como también que estemos lejos.
Que las cosas que me importen
estén en desacuerdo contigo,
que donde fuimos algo intenso
quede el brillo de un martillo.
Solo espero al enemigo
para enfrentar mi escalafón
y confirmar en mi ligereza
que siempre te he querido.
Que la vida no da tregua
y esta al servicio de la muerte
regocijándose en el nacimiento
y también en el responso.
Que las cosas son queridas
solo para perderlas
y por perderlas se vuelven
aun más firmes y queridas.
Me despido con gentileza
recibiendo tu desprecio
con hojas de otoño
y un contenido beso.