Las casas eran precarias y de adobe; los animales hacían un ruido primitivo en las mañanas frías y sin sol. Una cocina de kerosene calentaba una sartén desgastada que aguardaba pálidos bastones gruesos de papa junto a un par de huevos frescos. José seguía en la cama despierto y asentado a pesar que su mujer ya le había avisado que el desayuno pronto estaría listo.
-¿Es que no vas a trabajar?
-Estamos en paro indefinido...
-¿Paro indefinido?¿Y por qué?
-El jefe no nos paga las horas extras que prometió.
Un silencio reflexivo se apodero de la habitación...la humilde Justina suspiro de forma quejumbrosa la suerte de su marido; esto repercutiría en la economía familiar de forma considerable. Las gallinas cacareaban mientras la mayor de las hijas les alimentaba vestida y peinada de forma impecable lista para ir a la escuela. La menor aun desayunaba y miraba atenta una televisión vieja, mientras esperaba a su hermana para ir a estudiar.
Al cabo de unos minutos ya todos los animales tenían sus raciones y las niñas salieron raudas de la casa junto a su madre que les acompaña siempre hasta cierto punto para desviarse luego con dirección al mercado. Un ventarrón de silencio irrumpió en la sala que no tenia ninguna separación con la cocina y solo los animales emitían algún sonido claro.
La respiración lenta precedía a un ronquido leve que poco a poco iba ganando fuerza. La mañana transcurrió con lentitud y la casa se quedaba debilitada por la exigencia de un pasajero inesperado. Era el dueño en un horario en que usualmente no se encontraba; el ambiente podía descansar unas horas de los seres humanos que la habitaban pero no era ese el caso.
De pronto el sonido de una radio en el cuarto principal a un volumen moderado irrumpe la calma, pocos instantes después alguien orinaba profusamente. Al mediodía la mujer llegaba ,de hacer el mercado y de atender la tienda de abarrotes que tenia en la entrada de la casa, dispuesta a preparar la comida. Sintió una presencia extraña y husmeo. El piso de tierra tenia varios escupitajos y el hombre aun permanecía en la cama a pesar de la hora. Leía un periódico y tomaba de una taza de café que ponía en la mesa de noche. Sintió indiferente la presencia de su mujer y ella hizo un gruñido leve que acaricio las paredes de una casa que se estaba acomodando.
Durante el almuerzo la conversación que se planteo desde un principio fue la manera de afrontar la vida ahora que el trabajo no se encontraba disponible. Había que reemplazar esa fuente; Justina esta muy enojada con su esposo por haber tenido un día perdido en casa sin ningún reparo en las necesidades o el ejemplo que le daba a sus niñas. José confiaba en la lucha y la causa justa sobre sus derechos como trabajadores. La mujer no entendía muy claramente, ella veía a su esposo en inactividad haraganeado y sin rendir cuentas del dinero que se necesitaba para solventar las necesidades mas importantes de su familia y sus animales. Esa era la verdadera lucha.
El momento oportuno llegó y se dio la gran marcha sindical donde los policías repartieron a discreción sobre todo revoltoso que percibían. Varios heridos con cabezas rotas o lesiones leves y una decena de detenidos por actos vandálicos. El sindicato había logrado que varios de sus miembros queden inhabilitados además de la indiferencia de la gerencia ante los gastos médicos. De nuevo estaban como comenzaron y se cerro el dialogo, la corporación ofrecía una tregua con un salario menor en trescientos soles al anterior por contratos solo de tres meses. Se pensaba que la única manera en la que los trabajadores obtendrían algún beneficio real era manteniendo la huelga y liderando marchas como la de hoy día.
Las mujeres de los sindicalistas tenían sus propias asambleas y habían planeado el termino de esta huelga. Las cosas estaban cada semana más caras y los maridos tendrían que aceptar lo que se les estaba ofreciendo o de lo contrario sufrirían de palizas y abstinencia sexual en casa. Los hijos representaban una dedicación mayor al marido y no podían dejar de atenderles. El sentido de la lucha no tenia ninguna relevancia si es que en casa no estaban todos bien comidos. La población dio su brazo a torcer pero pudo mantener el alimento después desfile bochornoso para la hombría marcharon uno a uno cada uno de los trabajadores a firmar sus contratos al lado de una mujer armada.
-Tu te pasas Justina, por eso el país esta como esta...
-Come que se enfría.