Otro día más sin ti. Al parecer en medio del partido de Alianza y Estudiantes por la Libertadores todo iba a cambiar, al menos eso nos hacía pensar Dios metiéndose en los chimpunes de Aguirre. Durante la cancha salada y los vasos de cerveza con mi amigo de muchos años añoraba una vida diferente; verte cerca de mí en una nueva existencia, sin deudas ni tiempo que devore mi juventud tan ferozmente como ladillas de la puta más sucia de todo Las Vegas. Verte conmigo en un lugar diferente a esa mesa de restaurante en que las cosas se detuvieron a medida que pasaron los goles de Alianza, y sentimos esa grasosa esperanza que es la cosa inversa que siento frente al mar de mi ciudad.
Sonó mi móvil y una llamada de un extraño me alerto, requerían mis servicios profesionales y mi presencia para un proceso de selección: “Sala de Convenciones del Hotel San Isidro In, altura de Salaverry con Pesset. Sea puntual y venga vestido de manera formal”. Al parecer mi suerte estuvo contagiada por la de los intimos; Alianza 4 Estudiantes 1. Aparentemente todos los que estuvimos viendo ese partido íbamos a ser contagiados con una tajada de fortuna. Tal vez vuelvas y vuelvas por mí.
Ya en cama un par de horas después de haberme despedido de mi querido amigo a unas pocas calles de aquel restaurante, muy relajado por la cerveza que recorría mis venas, suficiente para sentirme distinto pero no como para sentirme ebrio, pensaba en lo que hasta ese momento había logrado, en todo lo que había perdido y todo lo que me quedaba enfrentar. Comparándome con otros contemporáneos míos las cosas iban similar con unos y desfavorables con otros. Al final de nuestras carreras universitarias algunos mantuvieron en sus cajones cefálicos sus conocimientos profesionales y decidieron distintas maneras de hacer dinero en trabajos u ocupaciones que están lejos de lo que esperábamos cuando ingresamos a nuestras casas de estudio, cuando estábamos entre textos de RV y RM, con granos en las caras y con la arrechura propia de esos años. Otros sucumbieron al paso del tiempo por la muerte, que en dos casos puntuales se presentó personalmente y en otros lo hacía mandando a sus chacales para que guie a mis compañeros durante unos años más en este mundo que según los canales de cable le quedaba solo un par más para terminar con la existencia de la vida hasta ahora conocida.Otros tenían éxito aparente, hicieron toda la escuela con sus notas encima de quince y con los cabellos bien peinados para que nadie diga que sus madres no se preocupaban, siguieron con el enamorado o enamorada de la facultad hasta que tuvieron una oportunidad de cambiarlos por otro que mejore su nivel de aceptación social y se unieron con un exitoso adinerado o una jovencita de apellido. Y claro estaban los que se fueron a los Estados Unidos en donde felices de la vida se quedaron friendo hamburguesas o trabajando en construcción porque les alcanzaba para su ropa de marca y su carro del año, con su gringa o su gringo que en las fotos se ve como la envidia de sus cercanos. You know what i mean.
Pero incluso a los que les iba bien en sus vidas les faltaba algo. El cielo era la tapa que les cubría la imaginación con un límite tan patético que solo encontraban goce en despilfarrar sus sueldos generosos en cosas que ellos creían que podrían materializar un poco de felicidad para poder tocar con sus manos, sentirla suave y delicada, como cuando yo estaba en las piernas de la abuela y podía ver dentro de esos ojos demarcados por tantas arrugas o en sus cabellos con canas, que nada en este mundo podría dañarme ya que la madre de mi madre también me cuidaba. Pero nada de eso sentían y les costó la experiencia para darse cuenta que en las cosas no hay nada así, son solo cosas y siempre lo serán. El amor huye del frío y de lo inerte así como los ladrones más fieros lo hacen de la policía corrupta de toda América.
Con estos pensamientos y la grasosa esperanza que me hacía brillar la nariz, sucumbí ante el sueño y me deje llevar muy lejos de mi cama. En un momento en que mi mascota muerta aun vivía, un pastor belga que quería mucho y que fue atropellado por un hijo de puta que ni siquiera se detuvo a ver que había pisado, a una casa en la que ya no estaba, muy cerca del mar y de la arena en que aprendí a caminar ante los ojos de mi padre y en los brazos calientes tuyos donde fui tan feliz por muchos momentos, al costado de tu cuerpo desnudo, echado muy cerca de tus labios y de poder cuidar de que nadie te haga dejar de sentir la mejor mujer del mundo. Cuando aún podía oler tu cabello y acariciar tu cintura un ruido como de abejorro se hizo sentir y descubrió la realidad toscamente; mi perro seguía muerto enterrado en mi jardín, mi casa cerca de la playa ya no era de mis padres y nunca volvería a serlo y tú ya no estabas conmigo. El abejorro era mi celular que había tenido la alarma activada para que no me quede dormido. La vida sabía a saliva de cerveza con ganas de orinar.
En la ducha de mi casa recordé un dato importante que no pregunté a la persona con la que hable sobre la entrevista. Quiero que la recalquen para que no les pase lo mismo que a mí: ¿De qué empresa me estas llamando? Mierda. Había mandado decenas de hojas de vida por internet y no recordaba haber mandado alguna a un hotel, quizá el hotel requiera hacer selección de personal y por eso me han solicitado a mi profesionalmente, un bachiller de psicología de la Universidad Mayor de San Marcos, a mucha honra. Ya me enteraré.
Después de arreglar mi cama y de ducharme saque mi camisa y mi pantalón de vestir. Estamos en Febrero y el sol amenaza con hacerme sudar aunque solo camine unos metros, será mejor que me ponga un bbd ya que detesto como se ven las huellas del sudor en la espalda de una camisa. Bajé y lustre mis zapatos con mucho cuidado de manchar mis mangas. No tome desayuno pues a lo mejor me daban ganas de cagar en plena entrevista, ya era la hora de salir para poder llegar a tiempo. Tendría que tomar dos carros ya que ninguno me deja en la altura de Salaverry donde estaba ese hotel, todo sea por un futuro promisorio. En mi cuadra me cruce con una linda chica que siempre me atrajo físicamente pero solo había podido lograr su amistad y una de muy poca monta; aquellas que solo alcanzan para conversaciones cortas y triviales así como para saludar de lejos cuando van en direcciones opuestas. De todas maneras me tome el atrevimiento de voltear para verle el culo y estimular así mi motricidad.
En el primero de los carros que tuve que tomar estuve parado ya que no había asiento y estaba rodeado de gente de condición humilde que llevaba bolsas y paquetes igual de sucios que ellos. Me debí haber visto muy paranoico al tener tanto cuidado de que nadie me roce ni con sus paquetes ni con sus cuerpos. Al llegar a Salaverry baje tan limpio y seco como había subido, caminé un poco y tome una combi que por cincuenta céntimos me llevaría exactamente a la altura que requería llegar. Lo hizo en muy corto tiempo y a menos de una cuadra, gracias a la indicación de un jardinero, estaba en mi destino, Hotel San Isidro In.
Entre y en la recepción una muchacha que hablaba por teléfono, sin colgar, me dijo ¿Sí? En mi mente pensé, primero se saluda cojuda, “buenos días, tengo una cita con el señor G”, a lo que recibí como respuesta un tome asiento por favor, gracias dije, y caminé unos pocos pasos hacia un living, similar a cualquier living en que los hoteles hacen esperar a los visitantes y donde los huéspedes leen sus periódicos mientras disfrutan de un cigarrillo. “Buenos días” dije y en mi mente algo me hizo dudar. La sala tenía aproximadamente unas 10 mujeres, yo era el único hombre. En general siempre hay más mujeres que hombres en mi carrera así que había posibilidad de que todo sea un hecho completamente normal pero algo en mí me hacía sentir que no, como si tuviera el estúpido sentido arácnido del aún más estúpido Peter Parker.
Bueno ya lo descubriré en unos pocos segundos pues es ya la hora de la entrevista y como el sujeto de la noche anterior me dijo que sea puntual era algo que yo podía esperar de ellos pero no. Transcurrieron como veinte minutos antes de que nos llamaran y durante ese tiempo llegaron dos chicas más. Observaba a mi alrededor como las que compartían un sofá conversaban entretenidas, con la complicidad que tan fácilmente se dan las mujeres aunque recién se conozcan, y la única que estaba sola en un sofá miraba su celular y parecía que al hacer esto entraba en una especie de privacidad que nadie podía quitarle. Yo estaba sentado al costado de una que la verdad no me interesaba en lo absoluto conocer así que permanecí totalmente callado. Al fin nos llamaron y nos dieron la indicación de que pasemos al tercer piso por la escalera pues allí nos esperaban. Me quise demorar un poco para ir atrás y poder mirar los culos de cada una pero ellas tuvieron la misma idea puesto que al final yo iba encabezando la manada de gente que buscaba su oportunidad a través de esas escaleras de mayólica roja. En el tercer piso había un hombre de terno que nos esperaba en una puerta de lo que parecía un auditorio; era joven, blanco y tenía un terno claro que parecía heredado del más fresco de los muertos de ese viernes, me extendió la mano y me dijo que tome asiento, así lo hice y me posicione en el medio en primera fila. Al entrar había una mujer de unos cuarenta años o un poco menos y un hombre de treinta años regordete, increíblemente estaban escuchando Eminen en una Laptop que estaba sobre una mesa, había una pizarra acrílica y el aire acondicionado que estaba en la pared izquierda trabajaba a toda máquina pues el calor que sentía hace unos pocos segundos se transformo en frío. La mujer ubicó de forma céntrica a las chicas que habían decidió sentarse en los extremos, cuando terminó tanto ella como el hombre regordete se acercaron a cada uno de nosotros y nos dio la mano. La mujer se puso atrás nuestro y el hombre tomo la palabra en pocos segundos como el expositor principal, era un cholón claro con cara de papa que tenía un terno marrón y una camisa crema la cual usaba con los botones de la parte superior abiertos. Algunos hombres creen que esto les hace ver más atractivos pero en lo personal me parece que se ve menos elegante. El señor cholón también usaba unos anillos muy vistosos en la mayoría de los dedos lo cual le hacía parecer un ser sumamente preocupado por su aspecto, tenía esos zapatos en punta horribles, tenía la impresión de estar frente al personaje del premio mayor. Esta apariencia tan exagerada hizo que mi sentido arácnido se volviera loco alertándome de la gravedad de la situación, parecía decirme que mi oportunidad no estaba allí. El hombre hablo como cinco minutos y yo ya supe de que se trataba todo esto, en mi cabeza empecé a nombrar todas las lisuras y maldiciones que podía recordar: “Este negocio brinda remuneraciones millonarias y lo mejor de todo es que una vez que comienzas, la red crece y recibirás un cheque mensual sin hacer prácticamente nada además los productos se venden solos y solo tienes que adquirir este kit para que inicies tu fortuna. El mercadeo en red es una de las mejores alternativas en la actualidad pero lo que yo necesito es gente emprendedora, gente con deseos de superarse. En este mundo hay mucho desempleo y mucha gente que trabaja poco recibe un gran salario, en cambio quién de nosotros no conoce a personas que por mucho que se esfuercen no reciben un sueldo que les logre alcanzar para vivir dignamente. El problema es que hay una mala distribución de las riquezas y mucha gente capaz, que estudia no recibe lo que le corresponde. Nosotros les damos la oportunidad de que ustedes sean sus propios jefes y tengan el salario que ustedes quieran”
Al traducir todo esto en palabras reales significaría: cómprame mis productos, encárgate de venderlos y en el camino engatusa a más gente para que así puedas cobrar comisión por cada víctima. “Bueno eso es todo lo que les puedo ofrecer, los que están interesados les invito a que se queden con nosotros y conversen con la licenciada N para que inicien de una vez este cambio en sus ingresos, a los que no les agradezco mucho su tiempo. Buenos días”. Gordo de mierda.
Salimos el 80% de las personas que estábamos allí y me detuve un momento para pasar al baño que estaba camino a la salida. Después de orinar y lavarme las manos me vi en el espejo, con mi camisa limpia y mi corbata, un joven con esperanzas cada vez más magulladas por el tiempo y la necesidad de un abrazo; de tus abrazos. Si me vieras así vestido te sentirías orgullosa porque imaginarías que trabajo en una gran consultora o en un edificio elegante cerca a la zona bancaria. A lo mejor me querrías de nuevo y no te daría miedo decirle a tu madre que estás conmigo...pero no es así.
De regreso a casa quise caminar un poco. El trayecto de la combi que me trajo a la altura de Pesset no era mucho y ya no me importaba sudar un poco ni que la gente me vea así vestido. Caminé para tomar un microbús a mi casa donde me saque esta ropa y me puse un short con el que empecé a hacer mis ejercicios mientras imaginaba algo mejor para mi vida. Mis esperanzas aun no se acaban y me mantendré en la búsqueda de ese algo mejor que tanto añoro. Por momentos en la soledad de mi cuarto desearía dejarme caer, ser el Ícaro que no pudo con tanta belleza y morir antes de perder el recuerdo fresco de lo vivido. En mi caso, serías tu lo que nunca quisiera olvidar. En mi vida ha habido mucha belleza a pesar de todo.