«Vanidad de vanidades —dijo el Predicador—;
vanidad de vanidades, todo es vanidad.»
¿Qué provecho obtiene el hombre
de todo el trabajo con que se afana debajo del sol?
Generación va y generación viene,
pero la tierra siempre permanece.
Sale el sol y se pone el sol,
y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
El viento sopla hacia el sur,
luego gira hacia el norte; y girando sin cesar,
de nuevo vuelve el viento a sus giros.
Todos los ríos van al mar,
pero el mar no se llena.
Al lugar de donde los ríos vinieron,
allí vuelven para correr de nuevo.
Todas las cosas son fatigosas,
más de lo que el hombre puede expresar.
Nunca se sacia el ojo de ver
ni el oído de oír.
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.
¿Qué es lo que ha sido hecho?
Lo mismo que se hará,
pues nada hay nuevo debajo del sol.
¿Acaso hay algo de que se pueda decir:
«He aquí esto es nuevo»?
Ya aconteció en los siglos que nos han precedido.
No queda memoria de lo que precedió,
ni tampoco de lo que ha de suceder
quedará memoria en los que vengan después.
Eclesiastés 1
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