El niño estaba muerto
no es que siempre dormía;
entre los harapos y la mugre
ya la vida se había ido
quedaba solo el peso
de su cuerpo tierno y frió.
De la pena se aprovecha
sin responder al conmovido
se llena la lata de deseos
por un niño muerto desconocido.
Se ponen las monedas
en un torvo sombrero
y el hedor de un corazón inerte
adorna la pobreza
que clausura la traicion
de una madre sin apego.
no es que siempre dormía;
entre los harapos y la mugre
ya la vida se había ido
quedaba solo el peso
de su cuerpo tierno y frió.
De la pena se aprovecha
sin responder al conmovido
se llena la lata de deseos
por un niño muerto desconocido.
Se ponen las monedas
en un torvo sombrero
y el hedor de un corazón inerte
adorna la pobreza
que clausura la traicion
de una madre sin apego.
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