La mezcla de paciencia con tedio hace reaccionar a cualquiera. El fracaso
es previsible cuando alguien se comporta tan calmo, las personas no pueden
codificar el desprecio como algo carente de ira. Se reacciona mal y se subestima al otro, aunque sea tu madre. No hay ningún apego que
proteger ni tampoco algún agua que no debamos dejar fluir, no puede ser que alguien nos demuestre desinterés y nosotros no comprendamos que el ego se apodero de nuestro juicio. Que lección tan difícil que no pude aprender hasta que fue demasiado tarde. De todas formas ya estábamos
grandes para luchar.
El tiempo me ha enseñado a perder todo lo que quiero y desde esa perspectiva soy solo un bloque de miedo difícil de tallar. Los recuerdos compartidos con las personas felices son solo un reencuentro simultáneo con la circunstancia que les unió, no un vínculo serio, no una demostración real de afecto o de amor. Es algo forzado dentro de la familia pero mucho más real, nadie elige a sus padres o a sus hermanos. Nadie puede tampoco ser indiferente ante ellos. Se puede mantener un rencor y eso es aun mas fuerte, el amor tiende a ser una planta delicada mientras que el rencor no necesita ser regado ni adulado solo tener memoria, siempre estarás unido mientras sigas odiando con orgullo.
Vivimos con la última imagen que nos llevamos de la persona, mantenemos ese instante en el tiempo alargándolo como un elástico. Esa última mirada consciente de que el tiempo ya había terminado, el tiempo en este mundo o el tiempo juntos. No era algo tan justo como pensé que sería. Hice todo para poder retenerla y combatir lo que le hacía daño. Hemos dejado casi todas nuestras pertenencias valiosas, nuestros ahorros y no sirvió de nada. Los esfuerzos y los sacrificios no tendrán ninguna recompensa y no podemos culparnos entre nosotros aunque haya ganas de hacerlo.
¿He sido yo el culpable? ¿Habiendo estado enfermo esparcí el mal sobre mi casa llamando a la desgracia? ¿No era el momento de mi madre sino el mío y ella tuvo el gesto de intercambiar los lugares? No somos jueces más despiadados que cuando nos juzgamos a nosotros mismos cayendo en una trampa irreal, la condena de una carga innecesaria, una carga pesada llena de cosas inútiles. La verdad ha sido algo que nunca ha tenido importancia para la vida, lo que tiene que pasar será y nunca hemos sido conscientes que nuestra tranquilidad no es relevante para que todo siga su curso. No funciona bajo nuestras condiciones o requerimientos.
La muerte cuando era niño siempre parecía algo completamente trágico y doloroso, con el tiempo las personas que morían no parecían sentir la misma
angustia y aprendí que mientras más tranquilo vivas más parecerá que estas dormido.
El tiempo enseña que la muerte es algo que pasa tan a menudo que no debería ser
atendida de forma tan solemne. No hay ninguna excusa para retener dolor por
algo que tenía que pasar. Las cosas que no dijiste en vida y que no debiste decir ya están perdidas y es imposible de encontrar, lo que queda es lo que hay y hay que tener la consciencia necesaria para dejar de reaccionar.
Ahora que salió mi otro familiar del hospital, mantiene la visión de la muerte rondando cada cama que le rodeaba y llevándose los pedidos con alegría y dulzura. No desea dormir piensa que no va a despertar, no desea ser dado de alta y quiere vivir enfermo hasta el final para estar lo más seguro posible. No desea volver a la vida como se encuentra ahora, con las noticias y las mascarillas que hay que usar. No quiere aceptar el regalo de la vida ni la segunda oportunidad sino que prefiere deambular, es la manera como las cosas que pueden ser otorgadas a quienes lo desean son brindadas a quienes las desprecian. Y uno es testigo de la ironía con la que se juega.
Mi tío es mucho mayor que yo y aun no comprende que las cosas importantes no son únicamente nuestra decisión, sino la de un complejo conjunto de melodías en las que ya estamos inmiscuidos desde el nacimiento. Una canción que dura exactamente nuestra vida. No es mucho tiempo en la gran bastedad del universo. Solo un tema de radio en algún vehículo de transporte y nosotros tenemos la gran responsabilidad de darle armonía con nuestras decisiones, así valdrá la pena escuchar cuatro minutos y medio, casi cinco. Así podremos sentir en nuestros pasos el orden correcto de las cosas. Probar por momentos los ojos que ven el monitor.
Hacerle reaccionar es lo primero para poder volver a la realidad donde no estará nunca más mi madre y las cosas en casa se queden sin mediador. No he sido buen hermano ni buen hijo pero me mantenía en regla gracias a su presencia. Ahora eso ha terminado y es inevitable un cambio en toda la estructura de la casa. Algo que tengo que mantener en su honor es una conducta irreprochable aunque me cueste. Un buen trato con los demás miembros de la familia incluso con los que anidan antiguos rencores. Eso le hubiese hecho feliz.
Ella mantenía cada uno de nuestros defectos en estricto secreto para no dejar de aparentar una familia funcional. Detestaba el escándalo y las imprudencias públicas que podían mancillar toda la hipocresía católica que ella tanto profesaba. Las cosas como las añoraba las logre entender con el tiempo cuando ya deje de luchar conmigo mismo y tuve la humildad de dejarme de comparar con los demás. Aunque estar despierto te da la sensación de superioridad uno debe estar muy seguro de que no tiene ningún derecho sobre los demás, incluso de los más viles, que a veces están representados por algún pariente.
Ahora he decidido continuar y mantenerme al filo de la línea que te vuelve una mala persona, un fracaso. Ya las cosas están de esta manera y hay algunos pendientes que me he propuesto terminar para encontrar nuevamente una motivación a las cosas. El miedo a lo que todos tendremos que enfrentar en algún momento es algo nuevo que debe ser parte de envejecer. Además de eso ya no importa tanto cualquier otra relación interpersonal, ya los amigos de verdad se han quedado y la familia sanguínea tiene todo el lugar que le corresponde.
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