miércoles, 5 de septiembre de 2007

sobre su racionalidad frívola

UNO

Qué es lo que se encuentra al borde
Preparado para dormir
Qué es mejor que sanar
Cansado en el mar y en la piel
Que ya no juega, sino quiso partir
Sin entrega.

La amenaza no corre a fin de cuentas
Pues ya no es requerida y así ciega, se queda.

Y si no disparas; porque encuentras la misma necesidad,
Es para romperle los brazos de una vez, de tronarla completamente.
No cabe duda, al intuir la imagen.

No alega sino sus propias manos
Y la mirada que roza a la piel muerta:
Se caen los comienzos, los demonios, las esferas.
Las 12 de la noche – las cero horas,
La patraña dentro de las heridas de tus huesos.

Al borde hay un poco de mierda canina, las longitudes eximias de las avenidas.
A manera de polizontes,
Pero ahí están.

DOS

Corre como una esfera, en forma de dios,
Una abyecta y pequeño.
Sólo una, necesario para despertar letargos neuronales.
Una radioactividad en todas las formas vitales,
Sucumbirá en forma de guerras mundiales.
Estupefactas gigantes bellas radiantes;
Guerras mundiales.
--
Sedientas y abiertas como una herida joven.
Así caerás atenea ciega.
Así que tu muerte es para mí no solo un socorro,
Es la indicación de que ya no eres necesaria.
Sea cierto o no.
Al final la carne se pudre.

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