-No sabes como me llega al pincho las mujeres que cargan bebitos, se suben a un bus o se paran en una cola y hay que cederles todo; el espacio, el asiento, el aire que uno respira plácidamente y que viene a ser contaminado por un aroma a nene recién nacido, a cosa pura y fresca. Me incomoda por sobre manera observarles entrar dentro de mi campo visual, de mi atmósfera.
-Tu si que odias a los niños ¿No?
-No los odio, solo quiero que se mantengan lejos de mi. Sobre todo los más pequeños.
-¿No tendrás hijos?
-Tal vez algún día, pero muy lejano. Cuando les siento cerca me da un sentimiento de protección y no me agrada, tengo aversión ante tanta ternura que despiden los cachorros de hombre, me da asco en estos momentos sentir eso. Debe ser una temporada en la que mi alma esta muy oscura y sanguinolenta por lo que tanta intimidad entre madre e hijo me repele.
-¿Tanto así?
-Si, y me he dado cuenta que en mucha gente ocurre lo contrario; han incluso estandarizado ese tema y se compran folders con retratos de bebes, ponen fotos de ellos en su protector de pantalla o llenan un álbum en sus páginas de Facebook o Twitter con niños que ni siquiera son suyos. Como si hacer eso te volviera más bueno; el tener un humano pequeño por allí vinculado. No creo que la aceptación de un crío como un logro en la vida fuera lo indicado.
-¿Y tu que crees que es un hijo para una persona?
-Pues para la mayoría un descuido, una forma de hipotecarse a si mismos por varios años. Lo de la felicidad en la felicidad de ellos es una resignación más que una cuestión altruista, para pocos es una decisión voluntaria y es simplemente el deseo de dejar una descendencia, alguien que mantenga la estirpe y de cierta forma el camino por el que nos hemos mantenido. Claro que con los hijos eso no se sabe pero con tal que sea una persona correcta e integra me conformo. Eso ya es mucho en este mundo de mierda.
-Oye; cuanto hígado haces pero no me disgusta lo que dices. Tengo muchas amigas que salieron embarazadas en la universidad y ellas dejaron de estudiar algunos ciclos o llevaban menos cursos o hasta incluso a algunas las botaron de sus casas y se fueron a vivir con el chico. Desastre total sus vidas en esos momentos pero cuando les preguntabas que como se sentían te decían que felices, que el niño es una bendición ¿Y sabes qué? No les creía, en parte pensaba como tú.
-¿Y ya no?
-Púes no. He tenido tantos sustos con Charo que muchas veces ya me he sentido papá sin serlo. Aunque era solo un susto y después me tranquilizaba de que no este embarazada, en parte ya me había hecho la idea.
-¿La quieres cagar?