Cada vez que se inicia una relación parece que lo vamos a poder manejar pero poco a poco vamos cediendo espacio; y yo lo cedí a tus ojos, a tu pelo y a tu forma de hablar. Sí, yo esperaba mucho más de lo que nos toco vivir y si, quería que fueras mía para siempre pero ahora que todo ya ha acabado eso poco importa.
La felicidad usa el disfraz de siempre y se escabulle entre la multitud, la calma es tan dulce que pasa sin ninguna amargura y lleva consigo el tiempo a cuestas para que no me dé cuenta. El dinero que gotea en una tarjeta de ahorros o en un pantalón de terno es lo suficiente como para andar en taxi, mirar las olas y comer carne seguido.
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