jueves, 24 de mayo de 2012

Consejo

Escribiendo en la cama unas rimas profanas fui descubierto por mamá, fui leído sin consentimiento y cause el enojo y la ira de aquella mujer; huí de sus golpes y gritos ¿Por qué escribes eso?¿Acaso estas enfermo? Eres una vergüenza para mi; me decía mientras corría detrás mio. Me lo reclamaba siguiendome a la calle, afuera de la casa que era supuestamente mía. Los vecinos observaban la escena, las señoras que me conocen desde niño negaban con su cabeza mi comportamiento y me convertí en el asesino del honor en la cuadra. Como paria salí de mi calle y lloré, pensé que había valido la pena amar a mi madre y confiar en ella; ya no vería mas a mis hermanos y eso me acercaba al quebrar. Ahora estaré solo, me decía.
Levanté mi mano en la carretera y me recogió una mujer mayor; Llévame lejos de aquí le dije y por casi una hora no hablamos nada, creo que supuso la situación en la que me encontraba y respeto mi silencio. Me llevo a otro distrito y me baje en una campo abierto que daba hacia un cerro, caminé cuesta arriba y encontré una cueva, me metí y descanse de aquel día.
La señora que me llevo en su coche hasta allí me fue a buscar al día siguiente y me pregunto de que era de lo que yo huía; de mi madre le dije y le conté lo que me había pasado. Se apiado y me llevo a comer, me regalo un cuaderno y varios lapiceros; sigue escribiendo me dijo, nadie ha muerto por falta de amor ni falta de madre.

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