lunes, 14 de mayo de 2012

Azucar

Podría decirte que te extraño pero es algo que ya has escuchado
que los pájaros se mueren y caen en el mar como piedras con plumas,
que las nubes son amaneceres sombríos sin el cristal que tu vida reflejaba,
que no estar contigo es despertar en una inmensa nada
rodeada de cojines y de edredones de hojalata.

Podría decirte que te extraño pero ya lo sabes
y aguantas con tu orgullo de aluminio la intención de llamarme,
crees en el sobretodo y en las distinciones que este daba,
que la tembladera de la madrugada no es la falta de alimento
sino la abstinencia del cuerpo mio acostumbrado al tuyo.

Podría decirte que te extraño pero no me dejo.
Que los caracoles caminen en mi entusiasmo y lo enfríen todo,
que las caminatas sean eternas y que la pesadilla sea despierto.
No es que no sepa orientarme en un mundo sin nenúfares 
ni que los edificios me tapen las estrellas de la primera constelación;

es que te extraño y me estoy muriendo más rápido que antes,
no encuentro una motivación en mi centro de transmisión
no puedo preparar el desayuno sin contarte 
y aun voy a recogerte tu sombra en el mismo lugar de siempre,
llevandome solo el tiempo perdido de la mano.

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