Sábado, 7pm. Listo para verla después de mas de 14 años. Velvet Underground en la cassetera, exactamente igual que aquel día en que se había jurado nunca mas saber de ella.
Busco en el ropero, vio
la casaca negra de cada fin de semana, pero esta vez quería que sea distinto,
no mas alcohol y sexo. Quería una vida y estaba listo para tenerla; “estaba listo para ser amado..." Pensó en
Cerati y lo jodido que se debe sentir querer a alguien y no poder mover un solo
dedo por ella o para ella, y le sorprendió haber pensado lo último y sonrió.
Habían quedado en
encontrarse cerca de donde ambos vivían. Guillermo salió de casa 2 horas antes,
quería llegar temprano, buscar la mejor ubicación para sentarse: donde no
hubiera mucha bulla ni mucha luz, se solía sentir cómodo cuando la oscuridad lo
cobijaba aunque no estaba seguro si ella estaría de acuerdo. Mientras iba camino
al local trataba de pensar en como se vería. Tenia una imagen en
vestido que nunca se había podido olvidar. Trato de recordar como era, como se habían conocido, pero hay ciertos abismos en la mente que es preferible no explorar, se han echado voluntariamente allí cosas que quisimos
olvidar.
Fue ella la
primera mujer que amó y la única que lo rechazo; más que eso, la única que
se río cuando el estaba a punto de llorar; recordó la forma en que ella
amaba a la muerte. Entendía ahora porque sentía simpatía con el asesino de Toulouse y le era familiar su frase
“yo amo a la muerte como ustedes aman la vida”. Fue
ella quien le mostró el camino de las tinieblas. Recordó su desprecio por el
sexo y ver que se vendaba los pechos para que no le crecieran, lo había abrazado a una botella por muchos años y era quizá por quien aun le
era tan difícil volver a amar. “paso el tiempo y ahora creo que el vació es un
lugar normal…” volvió a pensar en Cerati pero ahora con pena, con familiaridad
y pensó que no poder mover un dedo por alguien no estaría tan mal.
“Puedo estar con alguien
pero si veo a otro que me gusta." ¿Cuál es el problema?...” dijo ella y
recordó como el se sintió en cuanto termino de decirlo aquella vez y como su
vida se había influenciado por esa frase, vio
frente a él a las mujeres que había follado “¿Cuál es el problema?…” le pareció
escucharles decir.
Para esto sus pasos eran
mas lentos, llego al local cuando ya era hora. Se paró en frente y la
vio sentada en una mesa, se quedo parado ahí y noto
que ella sabia de su presencia, las ganas de verla se habían
convertido en odio que parecían lagrimas. Se quedó ahí por un largo rato hasta
que decidió irse. Antes de doblar la
esquina volteo a ver y ella estaba parada en la puerta del local con la misma
sonrisa que utilizo cuando le dijo que se fuera para siempre de su vida. Años después Guillermo
le contaría la misma historia a sus nietos, pero en su historia se volvían a
ver, conversaban, reían y ella le pedía disculpas pero cuando
se quedaba solo en casa y la oscuridad
le envolvía nuevamente recordaba que ese día en aquel local ella no estaba
sola.
El anterior relato ha sido escrito por un amigo de Gonzalo Gozza.
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