La gente como
nosotros no teme al infierno,
Nos condenamos
con nuestro amor y dejamos la
lluvia lista
Para anegar la
paz de los demás en la ciudad.
Tomamos el mundo,
Le manchamos de
trementina
Para lucir el
color que queremos vestir.
La frivolidad es
no preocuparse de la risa,
Del aceite de
oliva, de las cosas pequeñas de la vida.
Estoico instante en el que vencí
el miedo de incomodar al
prudente.
Un desprecio
basta
Para comenzar a
observar la realidad del último
mártir.
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