sábado, 2 de enero de 2016

Ella pidió un cigarrillo


https://www.youtube.com/watch?v=y0sik4yZHY8

En la oscuridad, con humo de cigarros y la luz ulterior de una pared con la proyección de algún video de música, entre botellas de cerveza los parroquianos entran a tientas. Han tenido una llamada de atención por el amo de ceremonia: Obstruyen el paso y no dejan disfrutar al resto del espectáculo, pasen que no se les va a cobrar por ver. La oscuridad se volvió una mujer morena muy exuberante; se subió en el estrado, se despojó del sobretodo que le cubría y así dejo al aire un cuerpo hecho para el goce; senos grandes y macizos con la areola amplia, carnosos y llenos de vida, en un columpiar imponente de sensualidad y salud, caderas prominentes, unas posaderas grandes y levantadas con la piel absorbiendo toda la luz gracias al aceite y el sudor, demostrando dinámicamente lo natural de sus formas para distraer, pelo laceado teñido de castaño. Los cigarros tenían casi 4cm de ceniza humeante en muchas manos, la mayoría había olvidado fumar para atender con todos los sentidos el baile y las curvas que se movían al ritmo de una canción de fiesta. Primera parte del show finalizada y la atención era ya más que parcial, había un anhelo de seguir mirando a esa mujer, una sonrisa que alumbraba con lo único blanco que tenía su rostro acompañada de una mueca irresistible. Ella pidió un cigarrillo, lo cual no tiene nada de extraordinario, las putas fuman, sin embargo no era solamente algo para atosigar el cansancio sino una parte de la utilería necesaria para el show que no dejaba de sorprender. Dentro de la vagina con la mujer de espaldas levantando y meneando el culo, el cigarrillo y earth song de Michael Jackson lograron el paroxismo de la noche, caderas moviéndose al ritmo de la canción y el rojo vivo del cigarro prendido dentro de ella. Silencio total y los parroquianos no podían dejar de mirar. La mujer saco el cigarro de dentro de ella con una rápida delicadeza, una calada y la humareda acariciando su cuerpo enrumbando nuevamente el cigarrillo a su humedad inicial. Al terminar hubo que hacerles reaccionar y la ovación fue estruendosa.

Una caminata por el pasadizo de las puertas y las miradas lascivas con los cuerpos exhibiéndose, una invitación en cada metro y una fila de vaginas completamente corrompidas exigentes de un buen trato y que se cancele en efectivo; no soy tu novia para que me agarres de esa manera, no seas tan tosco, no me toques así, saca tu mano de allí. Nadie les dijo a esos tipos que sus mujeres iban a ser más putas que las putas en ese sentido, después de todo ninguna mujer alquila su corazón, solo el culo. Hombres de todas las procedencias y edades caminaban cruzándose, preguntando a cada una de sus fantasías efímeras cual era el precio por cumplirse mientras tocaban las curvas. Había otros pocos hombres fornidos agentes de seguridad que imponían normas muy simples: no capuchas ni gorras, no celulares, no apoyar el pie en la pared, circulen señores. 
Él entra en un cuarto con una de ellas: ¿Has tomado cierto? Una sonrisa confirmando que aún estaba en sus cabales: …solo quiero descansar un rato. La mujer dudo, nadie entra solo para echarse y descansar, pero le entendió, se conmovió de ver como alguien deja de lado su osamenta para mostrar su verdadera piel, además igual pagaría y se veía inofensivo. Se cumplió lo establecido para el derecho a un polvo, se desvistió el dorso y se tendió en la cama; recuéstate por favor, ella si se desnudó por completo ¿Estás seguro que solo deseas eso? Mientras ella se acostaba y él la abrazaba podía descansar al fin sus ojos y cobijar una mujer nuevamente, abrir su pecho y sentir como alguien respira de su aire y se calienta de su piel, proteger con el cuerpo la ilusión de que estas siendo recibido, había habido una casa con una mujer que lo esperaba, hubo un pasado en el que dormía acompañado todos los días y a veces se despertaba en la madrugada por los ruidos en el baño; ella regresaba de orinar y se aparecía en calzón a reposar nuevamente a su lado, en su sitio perfecto. Tu tiempo ha terminado pero no quiero que te vayas así, ¿No deseas que te la chupe?...No gracias, me gustó mucho estar aquí contigo ¿Puedo volverte a ver? Por supuesto que podía volver mientras tuviese billetes, por supuesto que ella le dijo que si, no había usado su coño y había recibido dinero solo por descansar con alguien aseado, respetuoso, que parecía solo un poco perdido. Pero él nunca volvió, en el fondo se incomodó cuando quisieron compensarlo, cuando no valoraron ese momento de debilidad en el que verdaderamente era un hombre normal que tan solo extrañaba a la esposa que le había dejado. Así de simple; sin balas, sin armas, sin coches huyendo o sangre en los zapatos, solo un hombre común que quería dormir junto a la mujer que ya no estaba más y que nunca iba a volver. El tiempo se encarga de cambiarlo todo, oxidando las almas y los corazones, así nadie es el mismo una vez que deja el lecho por largo tiempo. Nadie puede volver al tiempo en que se estaba feliz porque todo caía por su propio peso y el amor no era la excepción.

¿Viste a un joven de negro que usaba una casaca de cuero? Entro y no se atendió, ni siquiera quiso que se la chupe el maricón… ¿Y qué quería?…Solo quería descansar… ¿Cómo descansar?...me decía buenas noches mi amor…pobre cachudo…risa de putas y un choque de palmas celebrando la interpretación de lo que para ellas era evidente. Siempre salta la respuesta más simple y casi todas las veces era la correcta, las putas no se demoran en racionar y están libres de prejuicios, pueden ver a través de tus ganas lo que realmente te agrada y fingir.  Siempre hay alguien distinto, alguien que no quiere meterla ni que se la mamen, esos hombres son los más raros, esos hombres se olvidan de dejar su pasado en el carro y no se les para la pinga…maricones...risa de putas y el mismo choque de palmas. Muy en el fondo le entendían porque ellas también buscaban lo mismo; tener a alguien. Un hombre bueno que pueda ayudar a criar a Sebastián, a Luis Ángel, a Joaquín, a Francisco, a todos los niños hijos de una puta que creen que sus madres lindas trabajan en un banco o en un edificio de secretarias en Lima, un hombre que les de amor de verdad y aceptación a lo que fueron y son sin importar ninguna repercusión del tiempo. Simple amor pero que no entendían en ese ambiente de luces tenues y de hombres que solo querían estar junto a ellas para tocarlas y penetrarlas con brusquedad, para huir un poco de la calma, del orden y de una ternura de esposa o novia que ya les aburría.
Sexo en vivo señores con la maravillosa… ¡Olenka! Necesitamos un voluntario entre el público, alguien arrebatado y sin miedo que se quiera meter un polvo gratis…  Mientras su cigarrillo se iba terminando en las mesas los grupos entusiasmados insistían a uno de sus miembros para que haga una exhibición primitiva de vigor delante de todos los concurrentes, era una mujer con unas caderas y nalgas inmensas no muy firmes pero que aprisionaban la atención en una influencia lujuriosa. Por fin un voluntario salió al frente ante la amenaza contundente de: Si no sale nadie, nadie tira y se retira la bellísima Olenka del escenario.
Se consumó una felación con un hombre de un vientre prominente, lampiño con ademanes desafiantes, muy orgulloso de la demostración de hombría que estaba realizando, risas de sus compañeros, vergüenza ajena por algunos rincones y las cervezas que iban y venían. Con mucha confianza ante la disposición de Olenka y la invitación de su inmenso culo el hombre la penetró y poso para sus amigos haciendo señas con sus manos, enviando saludos de alegría mientras cumplía quizás la más elemental de las fantasías; ser el primero de la manada. Fruncía el rostro y goteaba de su frente gotas de sudor que se resbalaban por su plano pecho lampiño. Mientras duraba el galope ella solo se movía firmemente hacia él haciéndole perder el equilibrio en algunas ocasiones en las que no la sujeto bien de la cintura, ella podía hacerlo caer con un golpe de nalgas y lo demostraba, era una hombre gordo de piernas débiles cansadas de llevar un peso sedentario que ya supero por completo la vanidad. El acto apenas duro tres minutos y medio, sin que la mujer haya expresado gesto alguno. No pudo seguir viendo ese espectáculo decadente y salió del show, camino firme hacia una habitación a medio cerrar; solo quiero descansar...la mujer intento estimularlo con su mano encima del pantalón pero esto le disgustó y alteró poniéndose de pie de un salto...perdona todo lo que te hice vivir... ¿Qué te pasa? ¿A quién le hablas? Salió raudo del cuarto y la mujer quedó sumamente confundida. Era la primera vez que había tenido esa reacción después de tocarle la entrepierna a un sujeto.

Afuera del local subió dentro de su coche y manejó lejos de allí, lejos de las putas y sus enormes culos, de sus caricias traviesas y la preocupación sincera de que la pases bien, tal como les han enseñado a satisfacer a un hombre, a darles lo que buscan y provocarlos a acceder a sus encantos. Fue rápido por la carretera pensando en lo que había vivido con ella, en el bebe. Siempre quiso un bebe y él le había negado ese regalo. Ella busco en una inocente caricia la comprensión que él no le daba y termino engendrando el fin de su unión. La cosa más feliz para una mujer puede ser la desgracia de un hombre cuando no está todo en la misma frecuencia. La carretera nunca se acaba cuando estamos desesperados. Las calles se vuelven el retorno a las luces que se compartieron y a los bailes sin preocupación que finalizaban las semanas de trabajo absurdo, los mensajes de texto prometiendo la dulce consumación del sentimiento que entonces compartían, la máquina que se prende solo con amor estaba funcionando a la perfección calentando sus pechos y aun no entendía que todo había terminado, que era una mentira que solo el creía. Tan poco tiempo y ahora ya no era más que un recuerdo amargo para una mujer que ya  tenía cosas más importantes en que pensar que en un hombre como él. El café de la esquina de una avenida transitada de noche significó la oportunidad de estar acompañado. Una mujer en bluejeans ajustados mareada prende un cigarrillo y le indica la luz de su última chance en la noche de dormir tranquilo. Una amena charla tratando de caerle bien a una completa desconocida y las miradas de rigor cuando se rompe el hielo. Los dos se evalúan y tratan de ser amables, de interesarse uno del otro con familiaridad sin saber porque. A veces pasa. Ella sube a su coche y él se la lleva al cuarto alquilado donde vive con el pretexto de mostrarle su colección de fotos de Ava Gardner. Su nombre había sido mencionado con mucha dulzura cuando empezó a charlar con él... Lucero. Que gran coincidencia que el nombre sea como el de un astro que brilla con intensidad, como una señal dentro de la oscuridad del espacio.
Llegaron a casa y se pusieron cómodos, trataron de mantener el ambiente alegre de su primera conversación, se explayaron en sus situaciones y lo que les había llevado a ese lugar de encuentro esa noche. Ella contó lo suyo con las exageraciones necesarias para hacer entretenido su relato y poder reírse de si misma, pero al oír la descripción de la noche que él había tenido se asustó, se preguntó ¿qué clase de hombre tenía en frente? Se convirtió en una mujer asustada que cogía su bolso y no sabía como irse de ese lugar. Para ella él era un hombre malo, que buscaba prostitutas, recogía extrañas en la calle y quería abusar de todas ellas. Estaba un poco ebria y paranoica, trato de huir y pedir ayuda. El forcejeo se detuvo con un golpe seco que hizo que se desmaye; le dio uno más para asegurarse que se estuviese quieta durante un tiempo prudente. La cargo con delicadeza, como si se tratase de un niño que está dormido, con cuidado de no despertarlo. La llevo a la cama y la recostó, se sacó los zapatos y la camisa y se echó junto abrazándola y rodeándola sin ajustarla demasiado. Pudo dormir tranquilo un par de horas hasta que ella se despertó y armo un alboroto...Solo quiero descansar un rato…


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