Querida Yusuke
Prometí quererte el día que nos
casamos y para mí las promesas son para siempre. Cuando me dijeron que te ibas
a poner mal, que las cosas no parecían favorables a futuro, pues me asusté
mucho. Tú casi siempre has sido quien controla la casa, mi vida y la de los
chicos. Nunca pude lidiar con esa responsabilidad a pesar de haber tenido un
equipo de trabajo espectacular que me ayudo en tantos proyectos que ahora otra
gente puede apreciar. He tenido una vida feliz contigo, gracias por mis hijos,
por los perros que tuvimos, por preparme un café en el momento exacto sin que
yo te lo tenga que pedir, por haber seguido besándome y tocándome a pesar que me
puse viejo y mi piel cambio. Gracias también por respetarme y por gritarme
cuando me lo he merecido. Ahora que Dios quiso que vayas a su lado yo no quiero
romper mi promesa, nunca lo he hecho y he venido al hospital todos los días desde
que te internaron. Hoy te traje una Bromelia
para que te haga compañía pero ahora que te adelantaste prefiero que nos la
haga a los dos. Ya arregle eso no te preocupes. Estoy emocionado porque voy a
poder verte de nuevo cuando cruce. Te extraño mucho y no he podido soportar ni
una día sin llorar, espero que ahora que lo sepas no te sientas culpable de
nada. Ya los chicos son padres y nosotros abuelos, ya se saben cuidar solos y sabrán que hacer. Igual les he dejado un dinerito que estoy seguro es lo que te hubiese gustado que haga. Te
veo pronto amor, espérame.
Tu esposo Aki
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