Mi amada Umiko
Nunca me mostraste tu celular aunque
prodigabas transparencia y lo fácil que sería para ti entregármelo para poder
confirmar tu virtud, nunca paso. Pero si tuviste el descaro de citarte con
alguien delante mío o de contarme que saldrías con otras personas a quienes
encontrabas mejores cualidades que las mías. Me dijiste que lo harías pensando
en mí para terminar de sentir los sentimientos que quedaban. El amor siempre
tuvo ese grado de maldad tan siniestro contigo.
Tus matices entre el cariño y la agresión cada
vez eran menos nítidos. No solo esperabas que te siguiera la corriente en tu
visión superficial y derrotista de la existencia sino que mis comentarios eran
todos tomados con indignación. La negación de una perspectiva distinta y el
repudio al interlocutor, argumentando con la libertad y la
aceptación del otro como muestra de amor, de balance y de madurez era todo obra
del egoísmo.
Me di cuenta hace mucho tiempo que mi
presencia en tu vida es similar a la de un juguete con un niño. Sigo el
capricho constante de tu bipolaridad, es algo que siempre oscila como un
péndulo sin calibrar que fácilmente rebasa los límites de lo permitido. No es
comprensible que las acciones que disfrutas cometer con perfidia sean luego
olvidadas y justificadas con una disculpa hipócrita, dinámica que repites
constantemente.
Dijiste que no podías verme por tus
responsabilidades y al día siguiente saliste como si nada a beber nuevamente,
conociste nuevos varones con quienes compararme. Yo solo pedí un poco de
cariño Umiko pero recibí nuevamente una mentira disfrazada de
excusa que se derrumbó cuando me contaste sin ningún reparo que habías salido
lejos de casa a beber con chicos conocidos y por conocer. Mis deseos no tienen
ninguna prioridad ni tampoco el respeto que me merezco.
Perdona Umiko, se libre que tu
vida apenas empieza y el inmenso amor que te tengo no tendrá ninguna relevancia
pronto. Como me has demostrado, llorar es algo tan fácil de fingir espero que
no exageres y pronto estés divirtiéndote. Agradezco mucho el corto tiempo que
te diste para quererme y recordarme siempre mis defectos. Aprovecha el tiempo y
arriésgate a perder, quizás tu vida culmine sin que lo hayas
experimentado pero espero puedas aprender.
Me despido guardando tu sonrisa para toda
la eternidad
con Amor Kenzo
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