Sobre la charla ligera que uno tiene después de salir del trabajo ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué hubo de almuerzo? Desestimaste la importancia de esas pequeñas conversaciones en las que se siente un apoyo incondicional y sentí una extraña sensación de no ser apreciado y a la vez vergüenza de no tener una vida más interesante. Soy maquinista en una imprenta y me encargo de la Heidelberg, trato siempre de llegar temprano y de ser amable con el resto de mis compañeros; aunque alguna gente piensa que soy un hombre serio y reservado los que me conocen saben de mi predisposición para cualquier apoyo necesario.
Caminé un rato hacia la estación y deje de ver mi celular para no leer los mensajes. No quería sentirme mal por lo que estaba haciendo y por el tiempo que invertía en mi jornada laboral, por no tener la posibilidad de salir más para cumplir cualquier tipo de capricho sin tener siquiera que concebir la idea de que gastes tu dinero. Intentaba despejar mi mente mirando a la muchacha que vendía micas de vidrio mientras soñaba con una vida muy distinta, con momentos que no estaban dentro de mis prioridades y sin esos comentarios que solo parecían despreciar mi esfuerzo y situarme en la posición de alguien aburrido.
Transcurría el tiempo y fluía el tráfico en la carretera mientras yo dejaba un rato mi incomodidad para recordar alguna locura adolescente, algún rezago de aquella insolencia en la que me atrevía a todo y no dejaba evidencia para no ser atrapado. La celebración anual de cierre de campaña me tenia algo incomodo porque no se si vas a querer venir conmigo. Siempre has hablado mal de mis compañeros y de la manera de divertirse menos pomposa a la que estas acostumbrada.
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