viernes, 13 de julio de 2007

Keta

Me debería dar gusto. Pero ahora sólo siento una calma muy desabrida y poco reconfortante.

Después de todo es una necesidad que necesito satisfacer para mi funcionamiento óptimo pero esta vez no resultó ser la actividad catártica que solía ser.

Esta vez solo fue una pérdida de dinero con la paz que brinda la sustancia recorriendo mis venas, pero de forma amarga.

Adelgazo cada vez más y más. Mi vida se volvio plastilina y mi cuerpo las manos de un chibolo malcriado que me tira por todas partes.

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