PINCH FLOYD
Monstruo humano que se caracteriza por poseer fuerzas mágicas. Tiene como característica más visible que se saque el pene mientras se sienta en peligro. Tiene como esposa a Juana de Arco, que se caracteriza por botar fuego con su boca y de que muestre su vagina mientras Pinch Floyd acaba con una víctima. Finalmente, la forma de matar de Pinch Floyd consiste en extirpar los intestinos a sus enemigos potenciales que él considera como hechos. Es un neurótico social, sufre de paranoia y también siente que siempre alguien le persigue. Es un humano que mide cerca de 1.70 y patea el trasero a las mujeres. 'Tá "kagao" y tiene tres hijos.
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LAS AVENTURAS DE PINCH FLOYD
(por "MTA") I
Las primeras horas del día
Se levantó esta mañana, sí, otra mañana de mierda en donde toda la gente mira al vagabundo incorporarse tras el cómodo basural; este apestoso ser indigente que todos conocen como un pobre loco... tenía nombre y era Pinch Floyd o al menos así lo conoceremos aquí.
Pinch Floyd había escuchado los llantos de sus tres hijos hambrientos, no contaré nada de eso, porque esto no es un drama, aunque ver a esos tres niños desnutridos ya lo era.
Cuando el menor de ellos jaló el polo de su padre queriendo comunicarle algo, éste se alteró y pidió silencio haciendo el típico sonido con el dedo pegado a la boca. Miró asustado rápidamente en todas las direcciones y dijo: "¡Está aquí! Me esta viendo". Se quedó inmóvil, por unos minutos, sus oídos se taparon, no se escuchaba ni el leve sonido del aire, no estaba ensimismado porque corrió inmediatamente sin dirección. Ahí lo vemos , acelerado, corriendo descalzo, pisando el pavimento frío de la ciudad, en su vista solo percibía líneas de gentes de colores, formas extrañas entre tumultos; pero eso estaba ahí, le perseguía, le acosaba, no conseguía perderse de vista.
De repente una mujer blanca lo detuvo, tenía el negro cabello corto y una mirada perdida. Era su esposa, Juana de Arco, quien inmediatamente le gritó: "¡Al suelo!". Pinch Floyd unió su cuerpo a la tierra obedeciendo sin dudar mientras que la extraña mujer, conocida ahora, escupió una enorme llama de fuego desde su boca. Cuando nuestro héroe se levanta y voltea hacia atrás encuentra esa cosa tendida, quemada, y sin movimiento.
"Ya no hay peligro, por ahora. Pero todavía quedan más" -le dijo Juana de Arco-, poniendo su perdida mirada a los ojos de Pinch Floyd.
Parecía todo tranquilo, tan solo unos minutos caminaron, y los esposos se encontraron rodeados de esas cosas, estaban en las ventanas, en los techos, en las avenidas, en la pista; no había forma de escapar, no había forma de salvarse, morir era eminente. Las cosas se acercaban más y más hacia ellos. Juana de Arco se quedó atónita, no tuvo reacción, ya no había nada que hacer, luchar era en vano, son tantos pensó; voy a morir. "Voy a morir", se decía una y otra vez. Fue en ese momento cuando Pinch Floyd hizo algo: Mostró su pene. Fue su única reacción.
Juana de Arco volvió en sí y expulsó todo el fuego que tenía en sus entrañas en dirección hacia las cosas que morían una a una. Pinch Floyd usó sus fuerzas mágicas, mostró su verdadera identidad. En realidad, él era un monstruo humano. Usó sus manoides afiladas perforando el vientre a sus víctimas, luego arrancaba los intestinos, que perdían el color vivo en la piel de nuestro héroe. Mientras hacía esto, Juana de arco enseñaba impúdicamente su vagina.
La ropa interior de Juana de Arco volvió a quedarse en su lugar. Ya todo estaba todo tranquilo, no quedaba nadie quien persiguiera a Pinch Floyd. Eran unos minutos de calma para ambos. Pero aún el héroe necesitaba acción.
III
Las últimas horas del día- La defensa
Iban caminando juntos, con los pies llenos de sangre, se les había impregnado el líquido que desprendían los intestinos que habían estado regados por todo el pavimento después de la batalla .Por la acera iba caminando una linda señorita a quien Pinch Floyd le dio una patada en el trasero. Cuando la susodicha voltea indignada ve que hacía lo mismo con otra señorita, cuando esta otra señorita reaccionó vio que ese mismo hombre pateó el culo a otra señorita. Lo hacía tan rápido que no dejaba tiempo para reaccionar, aparte las mujeres agredidas se quedaban atónitas al ver una repetición en cadena. Antes de que se escuche en la ciudad todo el griterío de las mujeres pateadas por Pinch Floyd una mujer habló... era Juana de arco diciendo: "... ¡oe', Pinch Floyd! ¡'Tás "kagao"!".
FIN