jueves, 27 de octubre de 2011

Una Peli

En el mundo común confiamos a donde el viento lleva las cosas, todo tiene su lugar y creer en eso nos hace inocentes. Con cada día bajo el mismo cielo, deseamos, soñamos y reímos, encontramos y perdemos nuestros caminos. Los finales son comienzos y los momentos son pedazos que se juntan de nuevo. Con estas palabras termina la película Winged Creatures o Criaturas aladas. Me llamo la atención por el actor Forest Whitaker quien ya le había visto en otras películas, la más convincente de ellas El Ultimo Rey de Escocia. Esta también la niña de Hombre en llamas ya hecha una adolescente.
El actor dio un excelente trabajo en esta película que trata de un tiroteo, de tantos a los que está acostumbrada la sociedad norteamericana, dentro de un pequeño restaurante en un pequeño pueblo donde nunca ocurrían este tipo de incidentes. Hay varios estereotipos como la rubia camarera media puta, una muy deseable, los quiebra extremidades de las Vegas que cobran así las deudas mal llevadas, el jovenzuelo suicida y el policía espeso. Matrimonios en crisis por problemas con el dinero y con el asunto del poder, jugar a ser dios en la cabeza de un Dr. que no se dio cuenta hasta que casi mata a su esposa que la estaba malogrando por completo. Nadie sabe la verdad de nadie en la vida real hasta el desenlace. En esta historia hay cosas que ya se pueden deducir a medida que la película cruza los 60 minutos pero es realmente bueno ver como alguien tan sublimado y envestido de valor y de fe se mea de miedo cuando tiene una pistola apuntándole. Dios por aquí Dios por allá en la chica pero todo era una farsa para encubrir la impotencia y la decepción. Buena película de Rowan Woods.



Dakota Fanning.

Pinocho Desesperado



Cuando estaba en un apuro pensaba que era algo irremediable, las cosas no podrían estar peor me decía y me lamentaba por sobre manera de la miseria sin igual que según yo padecía. El tiempo paso y el destino se encargo de solucionar las cosas al parecer por un designio divino que hizo que ciertos sucesos sin relación se sucedieran dándome así las posibilidades para remediar lo que en ese momento tanto me agobiaba. No creo en la casualidad.
Se disolvió eso y ahora apareció un nuevo problema. Las noches pasan sin paz y es el cansancio lo que me hace dormir y no la calma. Siento presión y un incomodo aguijón en mi sien que no me deja atravesar mis propias ideas y ver más allá de lo que en verdad se me pone al frente como barrera. No es lo que uno piensa que es el problema sino lo que uno cree que no lo deja atravesarlo.
Sé que no tengo madre ni padre ni hermanos y que los seres que tienen esos papeles en mi vida son solo marionetas de una obra que me empuja a una muerte segura. Siento mucha pena por eso pues a veces me auto engaño a propósito para ser iluso y pasar desapercibido entre las multitudes. Comer en una mesa rodeado y hablar de Ciro y de la corrupción del gobierno de turno con mi familia de marionetas, salir en grupo y pasar el tiempo en actividades que no elegiría por mí mismo.
Sé que estoy solo y que no puedo confiar ni en la mujer que quiero porque ella no comparte lo que yo siento y no quiere tener conmigo otra cosa que el acto sexual y todo lo relacionado a ello. La pongo en mi regazo y me doy cuenta de las inmensas diferencias y de la búsqueda tan distinta que tiene de la mía; es la fiesta del sábado lo que ella anhela para lucir linda e inquietar al rebaño. Quizá lo que busca es que alguien la rescate de mí, de la cárcel que debe ser la compañía de una marioneta sin hilos tratando de ser persona. Pinoccio o Pinocho; en una versión influenciada por Maquiavelo y Rob Zombie. Un hombre de madera maciza y con eco, madera que solo sirve para darle combustible a la pasión propia de sus años; de su juventud, con un alma que no sirve para nada porque enfría las cosas y no deja que el animal toque, huela y muerda.
El apuro en el que me encuentro ahora me remite a la utilización del hombre no como fin para una libertad sino como un medio para la producción de dinero. El dinero, siempre el dinero. El dinero que vincula a las personas en navidad y en el día de los enamorados, el dinero que le da a una familia la seguridad de que su amor es suficiente como para encargar un regalo a la cigüeña, el dinero que un hijo anhela de su padre para lucir amado ante sus amigos del colegio, el mismo dinero que cuesta vidas en la frontera o en las calles llenas de prostitutas y drogadictos. La misma moneda para todas esas mercancías. Si, las vidas tienen precio.
En las noches al caminar entre los arboles siento que alguien me acompaña por detrás, que volteare y podre ver otro caminante como yo que disfruta de la luna en solitario; pisando el grass y la humedad de Lima pero no hay nada. Debe ser el dueño de la obra que quiere ponerme de nuevo los hilos en mis extremidades y cabeza.
Llego a casa y no puedo tomar vino ni drogarme pues he entrado a un programa de rehabilitación. Los vicios también son hilos, pero estos uno mismo se los coloca. Solo puedo ver la caja boba y adormecerme así con una catarata de mierda audio visual que no brinda ninguna satisfacción espiritual ni física. Ver culos, senos y coños agitándose como mercancía en exhibición antes me causaba distracción pero ahora que se que no se compara a la sensación de la carne tangible y ya dejó de ser una posibilidad en la gama de canales que brinda la televisión por cable.
Veo el arma de mi marioneta padre enmarcada en una de las paredes de la casa; un revolver muy antiguo que solo recuerdo haberlo escuchado una vez de niño siendo disparado asustándome a mí y los demás de mi edad, disparos al cielo para alegrar la fiesta dijeron pero ahora eso es una costumbre que puede causar muchos problemas. La veo brillar y seducirme con su alternativa de destrucción, una voz de niña muy tenue; cógeme y roba, deja de ser un hombre de bien y toma un taxi lejos de todo esto. Solo durara unos minutos y podrás dejar esta miseria, si te alcanzan yo te protegeré y no podrán atraparte. Descuida, no pienses en la cárcel porque no la habrá cuando me esgrimas frente de ellos. De las marionetas azules y su cuestionable justicia yo te defenderé, de sus órdenes y de sus naves. Si te alcanzan las balas de mis hermanas rivales, solo tienes que apuntarme hacia tu propia cabeza, hacia esa sien que tanto dolor te causa. Un clic, una explosión, olor a quemado y luego solo calma; la canción de Mozart que tanto te gusta: Concierto número 21, andante. Podrás ver quién es el dueño de las marionetas, quien es tu padre. Ven conmigo.
El sueño me vence y no puedo diferenciar entre esa voz de niña y la televisión encendida. Las alternativas de solución aparecen solas y mi vida se agota, mi madera se apolilla

viernes, 14 de octubre de 2011

Sueño

Entre tanto vapor y tanto olor a jabón vi tu espalda desnuda,
vi donde terminaba todo y donde el mundo se detendría a mirarte.
Mis manos toscas y sin manicura sintiendo los botones de tus senos,
el olor de tu silencio y tu sorpresa encima de los hombros,
cabellos húmedos que hacen cosquillas en mi rostro.
Date la vuelta, 

mira mis ojos
En los que nunca te has visto así,
Dame el beso que marcará mi nuevo nacimiento.


Que lejanos están aquellos días en los que ella tenía esa pasión, ahora casi siempre está con cólera y viene a reprenderme por algo; algo que no hice bien o que no entendí como ella quería que lo entendiese. Las mujeres vienen con explicaciones que para ellas son totalmente contundentes. Que tenía supuestamente que haber dicho o hecho para demostrar que la quería, que no era el momento para decir ese tipo de cosas, que no la bese ni la toque porque hay gente que nos mira. Siento que me engaña y que disfruta el no pasar tiempo conmigo, el tenerme lejos como última parada donde podrá llegar solo para dormir y compartir un desayuno es lo único para lo cual me trae a pensamiento. Quizás sean ideas mías ya que ha tenido un mes complicado con lo de su papá y el trabajo pero antes hemos tenido problemas y no era así. La experiencia es el nombre que le ponemos a nuestros fracasos.
De tantas cosas que uno piensa en la cama fuera de la hora de dormir, las que marcan más son las que salen al último. Son las que dejan en el fondo a los recuerdos que pesan más y salen a flote relacionándose con otros objetos a la deriva. Recuerdo cuando la tenía encima en Ferreñafe, me besaba como si no existiese nada más importante en ese momento de su vida. No me percate de que todos los momentos terminan y le propuse matrimonio pensando que era un instante repetitivo. Ahora vivo en angustia, la que trato de socavar con trabajo extra y con vinos caros que antes solo tomaba en las fiestas de fin de año en la empresa.



viernes, 7 de octubre de 2011

Viejo exitoso

No me molesta que mi mujer fantasee con artistas de rock o que se tome un respiro de mí de cuando en cuando para irse con sus amigas y con varones desconocidos que sirven de novedad, ambos casos sirven de afrodisíaco para ella que viene después sedienta al lecho conyugal. Tampoco me molesta que ella ría cuando hacemos el amor, alternando gemidos con carcajadas y que sea egoísta cuando debe gritar, ajustando sus labios para que no se le escapen los alaridos; pedazos de la niña que no se quiere ir de ella y de la propia malcriadez de no querer mostrarse entregada sino indomable, inalcanzable. Lo que a veces me molesta es su incapacidad de comprenderme y de comunicar transparentemente lo que está pensando. Cuando inicias una relación con alguien no significa que sus pensamientos te pertenezcan pero es desconcertante tener una reacción sin una causa. Risa sin sentido, miradas de desinterés, cosas que dice y cree que no entendí. ¿Qué dijiste? Nada. ¿Acaso crees que soy idiota y no me he dado cuenta que dijiste algo irónico? Claro, está última pregunta no se la he hecho nunca…nunca.
Lo más fácil es dejar pasar todo por alto, es más o menos el acuerdo mutuo que tenemos en el cual si no se entiende que tiene el otro; lo mejor es dejarle solo un buen rato hasta que se le pase. Pero, ¿Hasta que se me pase qué? La vida mía esta mucho más avanzada que la suya y probablemente en el momento en que yo muera aun será presta para el matrimonio y la vida en pareja. En unos años ya no podre acostarme contigo y tendrás que engañarme para alimentar ese apetito compulsivo que yo mismo he malcriado y todo esto llegará sin que me hayas entendido siquiera por unos momentos fuera de la cama. Ese debe ser el precio de tener una mujer que muchos anhelan, obtenerla en el momento en el que deseas y no el que te toca. Cuando las cosas no son tan sencillas de explicar como una película o una porquería de la televisión prefiero una copa de vino y el salón detrás de la cocina. Ella tiene el cuarto con la laptop y el teléfono congestionado en temas banales que a mí también me interesaron alguna vez, para conversar con sus amigas y amigos que no conozco. Sin embargo ellos si me conocen, soy el esposo de Norma, nada más. La parte mía que conocerán; no la sé. Seguro que fui un hombre maduro de negocios que tuvo suerte en el amor y consiguió una mujer inquietante para quienes no ven justo que de mi mano vaya una criatura tan bella. Envidia, siempre la envidia, aquella que incluso está en mi corazón ante esa falta de comprensión o en el de ella ante mi falta de juventud.




Hilda Elvira Carrero García, 1973.


Coming soon

Pronto te tendré,
Pronto estaré cerca de ti,
Cerca de mí que es lo que más añoro.
Tenerte y significar sonido y tacto,
Ser parte de la vida y no de esta muerte disfrazada de días.
Volverme un aliento
Un movimiento que te envuelva
Que demarque los límites del universo.
No hay tiempo,
Nada pasa ni envejece cuando lo hacemos,
No hay gravedad ni masa,
Solo una fuerza sin ley y el sonido y el tacto.

Sábado

Me desmaye en el baño y me encontraron muerto.
Ya van varios minutos y no me reaniman,
Me voy poniendo pálido
Y algo a la izquierda me hace mucho frió.
Desde que entre me sentí raro,
Pero jamás pensé que me caería.
No pude creerlo hasta que me vi
Losetas de mármol y toallas, jabones y caños.
Ese no era el infierno, solo era el baño.
Estaba en el suelo
¿Estaba dormido o estaba muerto?
Yo no era pequeño tampoco era un viejo
Mis manos no tenían ninguna tensión
Pero mi vida aun no acabaría.
La escalera de los invertebrados
Es el camino a la puerta para poder abrir mis ojos.
No te asustes,
No me moriré en tu baño.
Al fin siento mi cuerpo,
Ya no puedo verme a mí mismo.

Taxi

Día nocturno desde el comienzo; el cielo gris de la mañana siempre quiso ser noche, siempre quiso que el sol no acabe su jornada y se dé rendido a ella. Desde la primera carrera hasta la más corta de la tarde, todas ellas fueron temas que mejor caen a la luz del neón; con un cigarro que fue inoportuno. Aunque para el vicio no hay una comodidad dependiente del tiempo. La comodidad no puede ser pedida de a pocos cuando es compartido el espacio, las cosas siempre son más fluidas cuando existe el dueño y el invitado.
Después de unas horas, el dinero caía con el peso monótono de la actividad absurda que no contribuye en nada, todo se volvió preludio de que las cosas tenían que mejorar. De repente se acercaba el momento en el que me encontraría con un fin más trascendente que el estar sentado y transportar gente de un lugar a otro, por fin iba llegando a la cantidad que necesitaba. Trato de sacarle la vuelta a las cosas y robarles a los pasajeros un par de historias que me entretengan o me sirvan de conversación en la cena con ella hasta el momento en que lleguemos al cuarto y la pueda poseer.
Después de la tarde al fin quedo libre la luna y se pudo hacer la noche, empezaron a llegar los pasajeros interesantes, gente dispuesta a que cualquier cosa pase en esa noche; incluso las cosas más trágicas y nefastas servirían para aliviar esa sed de sucesos. Dubitativos, decididos, ebrios y lucidos, fieles e infieles, sanos y enfermos. Cada cual es la tecla negra y blanca del piano y su acuarela. Un solo sentido de mi viaje, manejar por la carretera y por dentro de mi pasajero, que el solo ponga la vía. Damas elocuentes desesperadas por una emoción tratan de intimidarme con su vulgaridad pero me rehúso a perder mi trabajo por algo que ya tengo en casa con mi novia. Para la distracción se inventaron a las putas, lo demás es trabajo. Gente resentida con algo o alguien, prestando servicios a una entidad que les quita parte de sus vidas y solo logran tener satisfacción cometiendo un crimen. Cada raza es una forma de ver la justicia y la vida (laboral, conyugal y moral).
Un negro dice “Cuando un blanco está en quiebra se suicida” y nos cagamos de risa. “Ellos nunca han vivido en la miseria, Yo ahora estoy bien porque tengo un trabajo pero no siempre fue así… Yo robaba brother; robaba para poder comer.” De que le sirve a la persona acomodada tener la fortaleza de sus bienes materiales cuando ellos perecerán. ¿Qué pasaría si de pronto se quedan en desgracia y no tuvieran nada ni a nadie a quien recurrir? Se matarían, es lógico.
La enfermedad del sida es algo que a mí no me repele como a otros colegas, a veces paso por clínicas tarde y recojo a uno que otro enfermo con plata; drogos, sidosos, locos, cancerosos, todos mimosos. Ellos siempre vienen con algún nuevo avance de la ciencia o con una forma rara de ver a la muerte acercándose a alta velocidad, carreras a veces en silencio o con música que ellos mismos traen. Nunca falta un religioso que saca su biblia y te lee un párrafo harto manoseado de los Salmos. Uno vino con un discurso interesante, algo que no entendí muy bien cuando me lo leyó y al pedirle explicación me dijo: “Los enfermos son fuertes “.
Con cada carrera que voy por la noche las cosas se ponen más intensas. Gente más ebria o intoxicada, las mujeres suben cachondas, vienen solas o con alguien de cualquier sexo. Los grupos de gente están exaltados y parecen casi subversivos, no son recomendables de recoger. Para esto hay que tener un ojo clínico, se pueden ver algunos crímenes en curso y no se debe intervenir. Ley del oficio: Ayuda con tu celular, nunca bajes del taxi en pleno alboroto. Estos sucesos son como animales raros que uno busca en un safari, momentos inolvidables que marcan el rumbo de las cosas, aunque solo duren unos pocos segundos.
Se acerca cada vez más la mañana y también la hora de dormir. La gente sale como zombies de las calles oscuras y todos parecen sospechosos, las chicas ebrias y las parejas son los ideales. Están obligados a pagar por apuro del polvo o de librar de esa carga en la que se convirtió el acompañante cuando bebió de más. Última carrera y llegare a casa, una foto tuya en mi celular y una canción. Un día más, un día más y estaremos juntos.