viernes, 7 de octubre de 2011

Taxi

Día nocturno desde el comienzo; el cielo gris de la mañana siempre quiso ser noche, siempre quiso que el sol no acabe su jornada y se dé rendido a ella. Desde la primera carrera hasta la más corta de la tarde, todas ellas fueron temas que mejor caen a la luz del neón; con un cigarro que fue inoportuno. Aunque para el vicio no hay una comodidad dependiente del tiempo. La comodidad no puede ser pedida de a pocos cuando es compartido el espacio, las cosas siempre son más fluidas cuando existe el dueño y el invitado.
Después de unas horas, el dinero caía con el peso monótono de la actividad absurda que no contribuye en nada, todo se volvió preludio de que las cosas tenían que mejorar. De repente se acercaba el momento en el que me encontraría con un fin más trascendente que el estar sentado y transportar gente de un lugar a otro, por fin iba llegando a la cantidad que necesitaba. Trato de sacarle la vuelta a las cosas y robarles a los pasajeros un par de historias que me entretengan o me sirvan de conversación en la cena con ella hasta el momento en que lleguemos al cuarto y la pueda poseer.
Después de la tarde al fin quedo libre la luna y se pudo hacer la noche, empezaron a llegar los pasajeros interesantes, gente dispuesta a que cualquier cosa pase en esa noche; incluso las cosas más trágicas y nefastas servirían para aliviar esa sed de sucesos. Dubitativos, decididos, ebrios y lucidos, fieles e infieles, sanos y enfermos. Cada cual es la tecla negra y blanca del piano y su acuarela. Un solo sentido de mi viaje, manejar por la carretera y por dentro de mi pasajero, que el solo ponga la vía. Damas elocuentes desesperadas por una emoción tratan de intimidarme con su vulgaridad pero me rehúso a perder mi trabajo por algo que ya tengo en casa con mi novia. Para la distracción se inventaron a las putas, lo demás es trabajo. Gente resentida con algo o alguien, prestando servicios a una entidad que les quita parte de sus vidas y solo logran tener satisfacción cometiendo un crimen. Cada raza es una forma de ver la justicia y la vida (laboral, conyugal y moral).
Un negro dice “Cuando un blanco está en quiebra se suicida” y nos cagamos de risa. “Ellos nunca han vivido en la miseria, Yo ahora estoy bien porque tengo un trabajo pero no siempre fue así… Yo robaba brother; robaba para poder comer.” De que le sirve a la persona acomodada tener la fortaleza de sus bienes materiales cuando ellos perecerán. ¿Qué pasaría si de pronto se quedan en desgracia y no tuvieran nada ni a nadie a quien recurrir? Se matarían, es lógico.
La enfermedad del sida es algo que a mí no me repele como a otros colegas, a veces paso por clínicas tarde y recojo a uno que otro enfermo con plata; drogos, sidosos, locos, cancerosos, todos mimosos. Ellos siempre vienen con algún nuevo avance de la ciencia o con una forma rara de ver a la muerte acercándose a alta velocidad, carreras a veces en silencio o con música que ellos mismos traen. Nunca falta un religioso que saca su biblia y te lee un párrafo harto manoseado de los Salmos. Uno vino con un discurso interesante, algo que no entendí muy bien cuando me lo leyó y al pedirle explicación me dijo: “Los enfermos son fuertes “.
Con cada carrera que voy por la noche las cosas se ponen más intensas. Gente más ebria o intoxicada, las mujeres suben cachondas, vienen solas o con alguien de cualquier sexo. Los grupos de gente están exaltados y parecen casi subversivos, no son recomendables de recoger. Para esto hay que tener un ojo clínico, se pueden ver algunos crímenes en curso y no se debe intervenir. Ley del oficio: Ayuda con tu celular, nunca bajes del taxi en pleno alboroto. Estos sucesos son como animales raros que uno busca en un safari, momentos inolvidables que marcan el rumbo de las cosas, aunque solo duren unos pocos segundos.
Se acerca cada vez más la mañana y también la hora de dormir. La gente sale como zombies de las calles oscuras y todos parecen sospechosos, las chicas ebrias y las parejas son los ideales. Están obligados a pagar por apuro del polvo o de librar de esa carga en la que se convirtió el acompañante cuando bebió de más. Última carrera y llegare a casa, una foto tuya en mi celular y una canción. Un día más, un día más y estaremos juntos.


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