viernes, 14 de octubre de 2011

Sueño

Entre tanto vapor y tanto olor a jabón vi tu espalda desnuda,
vi donde terminaba todo y donde el mundo se detendría a mirarte.
Mis manos toscas y sin manicura sintiendo los botones de tus senos,
el olor de tu silencio y tu sorpresa encima de los hombros,
cabellos húmedos que hacen cosquillas en mi rostro.
Date la vuelta, 

mira mis ojos
En los que nunca te has visto así,
Dame el beso que marcará mi nuevo nacimiento.


Que lejanos están aquellos días en los que ella tenía esa pasión, ahora casi siempre está con cólera y viene a reprenderme por algo; algo que no hice bien o que no entendí como ella quería que lo entendiese. Las mujeres vienen con explicaciones que para ellas son totalmente contundentes. Que tenía supuestamente que haber dicho o hecho para demostrar que la quería, que no era el momento para decir ese tipo de cosas, que no la bese ni la toque porque hay gente que nos mira. Siento que me engaña y que disfruta el no pasar tiempo conmigo, el tenerme lejos como última parada donde podrá llegar solo para dormir y compartir un desayuno es lo único para lo cual me trae a pensamiento. Quizás sean ideas mías ya que ha tenido un mes complicado con lo de su papá y el trabajo pero antes hemos tenido problemas y no era así. La experiencia es el nombre que le ponemos a nuestros fracasos.
De tantas cosas que uno piensa en la cama fuera de la hora de dormir, las que marcan más son las que salen al último. Son las que dejan en el fondo a los recuerdos que pesan más y salen a flote relacionándose con otros objetos a la deriva. Recuerdo cuando la tenía encima en Ferreñafe, me besaba como si no existiese nada más importante en ese momento de su vida. No me percate de que todos los momentos terminan y le propuse matrimonio pensando que era un instante repetitivo. Ahora vivo en angustia, la que trato de socavar con trabajo extra y con vinos caros que antes solo tomaba en las fiestas de fin de año en la empresa.



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