martes, 16 de julio de 2013

Cartas del Monte Fuji


Amada Nayoko

Ahora que se que nunca me quisiste y no pudiste serme fiel, como así me lo temía, vengo aquí a la montaña a dejarme llevar por el tiempo. No podré resistir con el recuerdo de tus labios en otra boca, de tu cuerpo en otras manos y de tu lecho compartido con otro hombre; así que pondré fin a mi vida. Ya era muy duro soportar el peso de tus anteriores amantes y de tus antiguas costumbres como para resistir ahora una deshonra más. Antes de tomar una decisión pedí consejo a la Sra. Chihiro sobre mi futuro y me dijo que tendría que olvidar ciertas cosas demostrando mi madurez pero si ser maduro significa que no me importe lo que ha pasado entonces decido morir y no madurar más; ni ponerme en tu camino o el de nadie. Adiós Nayoko, muero amándote y llevándome este dolor lejos de ti para que puedas continuar con tu vida.

Kichi





Hitomi

Tu sabías que no voy  estar por siempre, también sabes que me da asco la elección que has tomado y que para mí es como un sueño de la cogorza más fatal. Aunque sea tu padre no soporto tú pasividad y tu indiferencia hacia la vida que yo preparé para ti. La carrera, el trabajo y la familia que esperaba tuvieses ha sido cambiada por algo que no comparto ni compartiré jamás. Has hecho que me avergüence de ti y de mi mismo con tu decisión de ser bailarín. Nosotros provenimos de una familia de tradiciones muy arraigadas y seré la vergüenza de tus abuelos y de tus tíos cuando ellos sepan. No lo soportaré, lo sé. Así como también sé que te causaré muchas molestias si me quedo contigo. Al menos he tratado de brindarte la mejor madre del mundo; que sé no te dejará de apoyar. Por favor cuida mucho de ella y envíale mis disculpas por la decisión que he tomado.

Otoosan.




Compositor

Hay ciertas notas que al ser tocadas producen sonidos agradables al oído humano, hay desde las simples hasta las muy complejas. Quizá todo adolescente cuando empieza con la guitarra comienza tocando Shape of my heart de Sting y tal vez con mucha práctica y empeño llegue a tocar parecido a Robert Plant o Jimi Hendrix, pero aún a ese grado de complejidad siguen siendo notas conocidas. No quiero decir que todo ya este inventado o que no queda más por inventar pero es también innegable que muchas canciones se parecen. Por ejemplo cuando escuchas a Oasis es imposible no sonreír y recordar a los Beatles evidenciando lo difícil que es crear algo nuevo que agrade o por lo menos divierta.
Guillermo entendía al ser humano como un instrumento musical, no era un pensamiento propio pues un amigo le dijo que “las mujeres son como las guitarras y hay que saber tocar las notas apropiadas”. Lo decepcionante para él era que todas las personas parecían reproducir siempre la misma canción, todos hablaban de banalidades, de sus deseos de comprarse carros y departamentos, de sus viajes y sus trabajos donde todos parecían ser importantes e indispensables. Últimamente el tema frecuente eran las maestrías, los MBAs, matrimonios, partidos de futbol y de lo acarameladamente felices que parecían vivir. Todo ese caramelo rancio y barato que le era tan notorio a Guillermo era hostigoso y saturante
En aquel momento supo que tenía que inventar, que debía tocar nuevas notas, que era indispensable crear. Moltmann dice que somos creaturas y no criaturas, que somos hijos de un creador con capacidad creadora, pero nunca dijo que solo algunos lo podían desarrollar. Por esos días Guillermo practicaba nuevos comportamientos, formulaba nuevas preguntas miraba de manera distinta, pensaba que si quería una respuesta diferente de la gente debía ser diferente. Pero su diferencia no era comprendida, recibía miradas de extrañeza, comentarios de asombro y también rechazo, se decía que estaba drogado o incluso orate.
Cuando se analiza la materia es necesario llegar a su parte indivisible, al átomo, la base desde donde todo parte de la misma forma como un entendido de música se remite a las notas musicales; ¿Cuál es el átomo del ser humano? ¿Cuáles son las notas fundamentales desde donde se crea su comportamiento? Guillermo hurgaba tratando de entenderlo, pero su falta de preparación no se lo permitía; es puramente intuitivo y lo peor de todo con poca paciencia. En su búsqueda llego hasta Descartes y su verdad absoluta: Yo Pienso, Yo Existo, pero era algo muy individual o al menos así lo entendió, no le aportaba gran cosa en su búsqueda y es así como se fue a un extremo, si hay una verdad absoluta debe haber un miedo absoluto y que miedo más absoluto que: Yo Muero
Extenuado de Descartes y los absolutos se dio una noche libre, se cito con una mujer con la que compartía alcohol y alcoba. Ya en el acto sintió incomodidad por lo mucho que ella gritaba, pero pedir  verbalmente discreción terminaría con el momento así que le tapo la boca. Ella mordió sus dedos lo cual lo alteró, la  volteo poniendo su cara contra la almohada pero aun así el sonido le era insoportable, busco en la mesa del tocador y encontró su pequeña cuchilla de bolsillo, sin pensarlo la desenvaino y se la puso en el cuello, vio como ella al sentirlo detuvo todo movimiento y ruido, pero seguidamente comenzó un movimiento ligero y muy acompasado de caderas, sintió como su cuerpo subía de temperatura hasta cubrirse su espalda completamente de sudor, vio como el sudor bajaba por su vientre y se amontonaba en sus pechos para dejar caer las gotas por sus pezones. Ahora el movimiento era rápido y violento, intento retirarle el cuchillo de cuello pero fue ella que se lo impidió ajustando con más fuerza hasta hacer pequeños cortes en la piel, después de un rato ella suspiro profundamente y el llego a sentir la humedad de su entrepierna, ella se echo pasándose los dedos por el cuello limpiando la sangre que se mezclaba con sudor, se llevaba los dedos a la boca y le mostraba la mejor sonrisa que nunca había dado.           


El anterior relato ha sido escrito por un amigo de Gonzalo Gozza. 

viernes, 5 de julio de 2013

Perdido un sábado

Sábado por la noche, sus padres de viaje, sus hermanos pasarían la noche fuera; era el momento perfecto que Guillermo había estado esperando por tanto tiempo. A su edad algo de privacidad es siempre apreciada. Usando las redes sociales comenzó a llamar a sus “amigos” y “amigas”, parecía que iba en retroceso. A los 30 la mayoría de personas tiene un grupo de amigos consolidados con los que se suelen ver cada fin de semana y asisten a reuniones o a restaurantes, pero el acababa de perder hacia poco a casi todos sus conocidos. La mayoría de hombres de su edad ya tienen una relación de tiempo con alguna chica a la que seguramente ya le han propuesto matrimonio, en la compañía, Guillermo ya a ninguna de las chicas con las que había tenido algo le interesaba. Esporádicamente se acostaba con ellas pero cada vez era notorio que ellas habían perdido todo el interés. La mayoría de jóvenes de su edad ya se habían comprado un carro o pensaban hacerlo pero él había comprado una bicicleta vieja por la que había pagado una fortuna.
Ese sábado por más que llamo y hasta suplicó, nadie le dio respuesta. Para sus conocidos era cada vez más pesado tener que aguantar su compañía, ya que nunca quedaba claro si les insultaba o se burlaba de ellos de una manera sutil.  Siempre hablando de temas “complejos”, ajenos a la época como la guerra fría o las matanzas en Bosnia, haciendo alarde de su conocimiento, aburriendo a unos y sacando de quicio a otros. Con las mujeres era incluso más agresivo, nunca prestaba atención a lo que le decían, alardeaba de su trabajo y sus viajes de capacitación y cuando ya estaba más borracho les pedía ir a un hotel sin la mayor sutileza ni cariño. Los temas materiales siempre le fueron ajenos, solo tenía lo que le servía, un carro era caro y no lo necesitaba con premura, vivía con sus padres para no pagar una renta. 
Al ver que nadie asistiría;  maldijo su comportamiento y hasta su vida, saco la bicicleta vieja y se echó a manejar, con amargura, con dolor, tratando de ir tan rápido para que las lágrimas se vuelen con el viento. Pedaleo por horas y cada vez más rápido. En una mala maniobra chocó la bicicleta contra una zanja y cayo, rodó por el piso, escucho a alguien decir “¡Au!”. Sentado en el piso con la pierna sangrando vio a la gente pasar y lejos de acercarse noto que todos sonreían. Cuando caes es así, a todos les divierte  y mientras más fuerte es el golpe más gracia les da. Supo en ese momento que él debía levantarse solo si quería seguir, estaba en el piso, herido y solo.
Levanto la bicicleta y pedaleo aún más fuerte, directo hacia la oscuridad, siguiendo a los carros, después en contra de ellos y después en contra y en medio de ellos, buscando su atención, que sepan que aún ocupaba un lugar en el espacio. Después de horas de pedalear entre casas y avenidas se dio cuenta que estaba perdido, había ido muy lejos en la oscuridad y ahora cansado y sangrando tenía que volver. Después de andar y andar, tratando de recordar el camino y buscando ver una avenida conocida, el cielo ya estaba poniéndose claro y comenzó a pedalear pero ahora más tranquilo. Había encontrado su camino. Se dio cuenta que nunca antes había caído de una bicicleta y si no te has caído no puede decir que realmente haz manejado una bicicleta. Se dio cuenta que muchas veces se pedalea fuerte sin rumbo y que tal vez  encontrarse sea al final el único significado, pero primero hay que perderse.



El anterior relato ha sido escrito por un amigo de Gonzalo Gozza. 

Lincoln(versión no oficial)

Tumbado en su cama después de ser nuevamente plantado por la misma mujer que parecía ya no deseaba ser su amante, escuchando  free bird de Van Zant,  Guillermo pensaba en la película del ex presidente asesinado Lincoln,  en esa extraña  guerra de secesión de la que pocos hablan, en  todos esos gringos sureños y en su extraño acento de hablar el inglés. Para muchos quizá Lincoln, como Castilla en Perú, es recordado por haber abolido la esclavitud y con eso darles el nivel de seres humanos a millones de negro que incluso hoy se dan el lujo de tener un presidente, pero había algo que le inquietaba aún más: Lincoln fue asesinado, y con eso quedaba claro que puedes ser el mismísimo presidente del país más poderoso del planeta y sin embargo puedes ser asesinado (¿Por qué? ¿Por quién? No era de su interés). Lo único que a Guillermo le consternaba era que nadie se puede escapar si alguien, por algún motivo, decide hacerte daño.  Sea con razón o sin ella, sea por el bien de muchos o de pocos y no tiene que haber motivo para hacer daño, ni mucho menos justificación alguna, simplemente puedes hacerlo por placer.
Tomo su billetera y se dirigió a la casa de la mujer que tanto le había costado ganarse su cariño, y tenía claro que si se podía hablar de algún sentimiento ese solo podía ser cariño. Llevaban ya dos años juntos en aparente calma, ella se había acostumbrado a él y él ya no sentía ese miedo de verla sin pensar que lo terminaría nuevamente. Por eso días salían más con amigos en común e incluso habían llegado a reunir a sus familias en un almuerzo en el que sus padres se emborracharon y tácitamente acordaron que si les gustaría ser suegros. Cuando llego ella estaba terminando de alistar su maleta para el viaje en el que le propondría matrimonio. Cuba sería el destino por decisión mutua, ella había seguido una dieta estricta y se veía mejor que nunca, se podría decir que el cariño estaba en su máximo expresión.
Le recibió con un beso y se colgó de su cuello viéndole a los ojos y noto que algo había en su mirada siempre esquiva. Mientras él  caminaba hacia la casa; miro el parque, los arboles encorvados, la banquita en la que solían conversar, se detuvo por un momento y había sonreído lentamente como cargando la pistola de pólvora con la que se le disparo a Lincoln.
-          ¿Pasa algo?
-          No  (imagino en ese momento que para el asesino de Lincoln no debió ser fácil, seguro dudo).
-          ¿Seguro? Se te ve raro…
-          La verdad es que si. Y la abrazo hasta que sus labios quedaron a la altura de su oído izquierdo (dicen que es el oído más sensible de las mujeres) ¿Te acuerdas ese día en el parque cuando me dijiste que me largue? Ella se alejó lentamente con una mueca de extrañeza, con esa mirada que anticipadamente sabe que va a llorar.
-          Eso ya paso… Dijo, como pidiendo disculpas por algo que no se había dado cuenta.
La venganza sin hacer daño no es venganza y tiene que ser necesariamente en el momento más inesperado, cuando el otro se siente seguro y confiado. El sur nunca le perdono a Lincoln la libertad de los negros y lo mataron (versión no oficial) cuando estaba en el teatro, seguro, confiado.

-          Es que eso no paso (sonriendo), y ahora… a tus 32 años; te quedas sola perra de mierda




El anterior relato ha sido escrito por un amigo de Gonzalo Gozza.