lunes, 14 de noviembre de 2011

Vaso de etanol


Cuando yo caigo en el vaso se acerca la tormenta.
Estalactitas debajo de mí
Pirámides de cuarzo que brillan
Deslumbran mi ocaso y me marean
Hieren la planta de mis pies
Estoy de cabeza
El mundo se ha dado un volantín y no pude seguirle.
Las cosas que yo pensaba ahora me piensan a mí
Después de caminar entre serpientes
La tierra germino hiedra venenosa
Minotauros apurados transitan debajo de mis alas
¿Por qué tengo alas?
Soy un pájaro negro y grande y vuelo.
Toda esta en llamas dentro del vaso
Solo es un vaso y está en mi mano medio lleno.

Isla

Tiburón de martillo ¿Dónde están los peces?
Tengo mucha hambre y ya hace frio
En la playa mi mujer mantiene el fuego,
Espera con el cuchillo
Que llegue con el mimbre lleno.
Están en el fondo de esa cueva
Cuidado con las peñas y las barracudas.


La chata

La niña de baja estatura
Es la que merece la corona y las flores
Su pequeña anatomía
No tiene pierde ni falta de color,
Es trigueña y delicada,
Maciza y no cuadrada
Sus pequeñas curvas son como las dunas
Y su cintura es tentadora.
Yo que soy alto y largo
No encuentro una armonía
Y le doblego la estatura,
Ni siquiera me tiene en cuenta
Cuando me pongo frente de ella
Amputare mis piernas
Y en mis muñones calzare unas puma
Para salir a bailar con ella
La niña de baja estatura.

TIEMPO

Destripando al tiempo se llega al color de los días,
Cada órgano encierra un mes y dentro de ellos los lunes
Siempre son azules.
La sangre que gotea es transparente
Y quema cuando te acercas al corazón,
el tiempo tiene una hoguera en el pecho
Un pedacito de sol que nunca se apaga.

jueves, 27 de octubre de 2011

Una Peli

En el mundo común confiamos a donde el viento lleva las cosas, todo tiene su lugar y creer en eso nos hace inocentes. Con cada día bajo el mismo cielo, deseamos, soñamos y reímos, encontramos y perdemos nuestros caminos. Los finales son comienzos y los momentos son pedazos que se juntan de nuevo. Con estas palabras termina la película Winged Creatures o Criaturas aladas. Me llamo la atención por el actor Forest Whitaker quien ya le había visto en otras películas, la más convincente de ellas El Ultimo Rey de Escocia. Esta también la niña de Hombre en llamas ya hecha una adolescente.
El actor dio un excelente trabajo en esta película que trata de un tiroteo, de tantos a los que está acostumbrada la sociedad norteamericana, dentro de un pequeño restaurante en un pequeño pueblo donde nunca ocurrían este tipo de incidentes. Hay varios estereotipos como la rubia camarera media puta, una muy deseable, los quiebra extremidades de las Vegas que cobran así las deudas mal llevadas, el jovenzuelo suicida y el policía espeso. Matrimonios en crisis por problemas con el dinero y con el asunto del poder, jugar a ser dios en la cabeza de un Dr. que no se dio cuenta hasta que casi mata a su esposa que la estaba malogrando por completo. Nadie sabe la verdad de nadie en la vida real hasta el desenlace. En esta historia hay cosas que ya se pueden deducir a medida que la película cruza los 60 minutos pero es realmente bueno ver como alguien tan sublimado y envestido de valor y de fe se mea de miedo cuando tiene una pistola apuntándole. Dios por aquí Dios por allá en la chica pero todo era una farsa para encubrir la impotencia y la decepción. Buena película de Rowan Woods.



Dakota Fanning.

Pinocho Desesperado



Cuando estaba en un apuro pensaba que era algo irremediable, las cosas no podrían estar peor me decía y me lamentaba por sobre manera de la miseria sin igual que según yo padecía. El tiempo paso y el destino se encargo de solucionar las cosas al parecer por un designio divino que hizo que ciertos sucesos sin relación se sucedieran dándome así las posibilidades para remediar lo que en ese momento tanto me agobiaba. No creo en la casualidad.
Se disolvió eso y ahora apareció un nuevo problema. Las noches pasan sin paz y es el cansancio lo que me hace dormir y no la calma. Siento presión y un incomodo aguijón en mi sien que no me deja atravesar mis propias ideas y ver más allá de lo que en verdad se me pone al frente como barrera. No es lo que uno piensa que es el problema sino lo que uno cree que no lo deja atravesarlo.
Sé que no tengo madre ni padre ni hermanos y que los seres que tienen esos papeles en mi vida son solo marionetas de una obra que me empuja a una muerte segura. Siento mucha pena por eso pues a veces me auto engaño a propósito para ser iluso y pasar desapercibido entre las multitudes. Comer en una mesa rodeado y hablar de Ciro y de la corrupción del gobierno de turno con mi familia de marionetas, salir en grupo y pasar el tiempo en actividades que no elegiría por mí mismo.
Sé que estoy solo y que no puedo confiar ni en la mujer que quiero porque ella no comparte lo que yo siento y no quiere tener conmigo otra cosa que el acto sexual y todo lo relacionado a ello. La pongo en mi regazo y me doy cuenta de las inmensas diferencias y de la búsqueda tan distinta que tiene de la mía; es la fiesta del sábado lo que ella anhela para lucir linda e inquietar al rebaño. Quizá lo que busca es que alguien la rescate de mí, de la cárcel que debe ser la compañía de una marioneta sin hilos tratando de ser persona. Pinoccio o Pinocho; en una versión influenciada por Maquiavelo y Rob Zombie. Un hombre de madera maciza y con eco, madera que solo sirve para darle combustible a la pasión propia de sus años; de su juventud, con un alma que no sirve para nada porque enfría las cosas y no deja que el animal toque, huela y muerda.
El apuro en el que me encuentro ahora me remite a la utilización del hombre no como fin para una libertad sino como un medio para la producción de dinero. El dinero, siempre el dinero. El dinero que vincula a las personas en navidad y en el día de los enamorados, el dinero que le da a una familia la seguridad de que su amor es suficiente como para encargar un regalo a la cigüeña, el dinero que un hijo anhela de su padre para lucir amado ante sus amigos del colegio, el mismo dinero que cuesta vidas en la frontera o en las calles llenas de prostitutas y drogadictos. La misma moneda para todas esas mercancías. Si, las vidas tienen precio.
En las noches al caminar entre los arboles siento que alguien me acompaña por detrás, que volteare y podre ver otro caminante como yo que disfruta de la luna en solitario; pisando el grass y la humedad de Lima pero no hay nada. Debe ser el dueño de la obra que quiere ponerme de nuevo los hilos en mis extremidades y cabeza.
Llego a casa y no puedo tomar vino ni drogarme pues he entrado a un programa de rehabilitación. Los vicios también son hilos, pero estos uno mismo se los coloca. Solo puedo ver la caja boba y adormecerme así con una catarata de mierda audio visual que no brinda ninguna satisfacción espiritual ni física. Ver culos, senos y coños agitándose como mercancía en exhibición antes me causaba distracción pero ahora que se que no se compara a la sensación de la carne tangible y ya dejó de ser una posibilidad en la gama de canales que brinda la televisión por cable.
Veo el arma de mi marioneta padre enmarcada en una de las paredes de la casa; un revolver muy antiguo que solo recuerdo haberlo escuchado una vez de niño siendo disparado asustándome a mí y los demás de mi edad, disparos al cielo para alegrar la fiesta dijeron pero ahora eso es una costumbre que puede causar muchos problemas. La veo brillar y seducirme con su alternativa de destrucción, una voz de niña muy tenue; cógeme y roba, deja de ser un hombre de bien y toma un taxi lejos de todo esto. Solo durara unos minutos y podrás dejar esta miseria, si te alcanzan yo te protegeré y no podrán atraparte. Descuida, no pienses en la cárcel porque no la habrá cuando me esgrimas frente de ellos. De las marionetas azules y su cuestionable justicia yo te defenderé, de sus órdenes y de sus naves. Si te alcanzan las balas de mis hermanas rivales, solo tienes que apuntarme hacia tu propia cabeza, hacia esa sien que tanto dolor te causa. Un clic, una explosión, olor a quemado y luego solo calma; la canción de Mozart que tanto te gusta: Concierto número 21, andante. Podrás ver quién es el dueño de las marionetas, quien es tu padre. Ven conmigo.
El sueño me vence y no puedo diferenciar entre esa voz de niña y la televisión encendida. Las alternativas de solución aparecen solas y mi vida se agota, mi madera se apolilla

viernes, 14 de octubre de 2011

Sueño

Entre tanto vapor y tanto olor a jabón vi tu espalda desnuda,
vi donde terminaba todo y donde el mundo se detendría a mirarte.
Mis manos toscas y sin manicura sintiendo los botones de tus senos,
el olor de tu silencio y tu sorpresa encima de los hombros,
cabellos húmedos que hacen cosquillas en mi rostro.
Date la vuelta, 

mira mis ojos
En los que nunca te has visto así,
Dame el beso que marcará mi nuevo nacimiento.


Que lejanos están aquellos días en los que ella tenía esa pasión, ahora casi siempre está con cólera y viene a reprenderme por algo; algo que no hice bien o que no entendí como ella quería que lo entendiese. Las mujeres vienen con explicaciones que para ellas son totalmente contundentes. Que tenía supuestamente que haber dicho o hecho para demostrar que la quería, que no era el momento para decir ese tipo de cosas, que no la bese ni la toque porque hay gente que nos mira. Siento que me engaña y que disfruta el no pasar tiempo conmigo, el tenerme lejos como última parada donde podrá llegar solo para dormir y compartir un desayuno es lo único para lo cual me trae a pensamiento. Quizás sean ideas mías ya que ha tenido un mes complicado con lo de su papá y el trabajo pero antes hemos tenido problemas y no era así. La experiencia es el nombre que le ponemos a nuestros fracasos.
De tantas cosas que uno piensa en la cama fuera de la hora de dormir, las que marcan más son las que salen al último. Son las que dejan en el fondo a los recuerdos que pesan más y salen a flote relacionándose con otros objetos a la deriva. Recuerdo cuando la tenía encima en Ferreñafe, me besaba como si no existiese nada más importante en ese momento de su vida. No me percate de que todos los momentos terminan y le propuse matrimonio pensando que era un instante repetitivo. Ahora vivo en angustia, la que trato de socavar con trabajo extra y con vinos caros que antes solo tomaba en las fiestas de fin de año en la empresa.